El fracaso del partido contra Chile no fue la falta de un plan, sino la elección del plan. Ningún equipo en Sudamérica construye su ataque de manera tan armónica, mecanizada y veloz como el de Jorge Sampaoli. Fajarse con un pegador sin tomar los suficientes recaudos suele ser un suicidio: metes algunos buenos golpes, pero a la larga acabas en la lona. Eso le ocurrió a Perú en un martes 13 de pesadilla, donde Christian Cueva se disfrazó de muñeco diabólico. Y la película No vamos al Mundial comenzó a filmarse otra vez. Hablar de matemáticas tan temprano es más que una señal. Como lo es el descontrol emocional de algunos futbolistas ante encuentros límite como el Clásico del Pacífico. Las circunstancias también juegan, y de hecho influyeron en el resultado, pero el anhelo del Mundial exige estar fuerte de la cabeza. Y bien.
La bipolaridad de nuestra sociedad futbolística se refleja en el técnico de la selección. Ricardo Gareca era bueno tras la Copa América y ahora muchos discuten su continuidad. Yo diría que, mientras trabaje con seriedad y el equipo sea capaz de corregir errores, el proceso se debe respetar. El reto del ‘Tigre’ es trasladar a las Eliminatorias el juego que Perú hizo en Chile 2015. No hay garantía de ello, como rápidamente ha quedado demostrado, pero es una obligación para poder abandonar la cola de la tabla. Yo no pido ir a Rusia 2018, solo espero que la bicolor compita a muerte hasta el final. Confío en que el argentino volverá a sacarle el plus a sus jugadores.
Como sea, Gareca tiene que cambiar. Y esto va más allá de cuestiones tácticas, de si puso a Claudio Pizarro en Barranquilla, se durmió en el cambio de André Carrillo o se equivocó al poner a Yordy Reyna de volante por derecha frente a Chile. Esto tiene que ver con el manejo de situaciones de convivencia e imagen de la selección. La soberbia actuación de Jefferson Farfán ante los ‘mapochinos’ no borra que se amaneció lesionado en una discoteca y que eso conspiró contra su chance de jugar ante Colombia. Gareca dice que no habla de la vida privada, pero algo tiene que hacer al respecto. Los campeones de América dormían en Pinto Durán mientras algunos de los nuestros, como Carrillo y Zambrano, se divertían en reuniones sociales. No hemos ganado nada y siempre somos los que más celebramos.
@franciscocairog
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