22.NOV Viernes, 2024
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Opinión

El chico pobre de Funchal no ha dejado de correr. Los demonios de su infancia en la isla de Madeira parecen haberse difuminado, pero Cristiano Ronaldo sigue siendo el niño al que sus compañeros llamaban ‘abejita’ porque nadie lo podía alcanzar. El hijo menor de Dolores Aveiro corre como nadie y no se detiene. Hace una vida que dejó las penurias económicas y el dolor de un padre alcohólico para ir más allá de sus posibilidades. De aquel Cristiano frágil y ligero a este deportista esculpido en el gimnasio hay miles de horas de trabajo. Su evolución física favoreció sus notables aptitudes futbolísticas, condiciones que él entrenó una y otra vez con un espíritu fanático que no se les recuerda a otros grandes jugadores.

¿El resultado? Un futbolista imparable en el área rival, una máquina, un cyborg de la ofensiva. Lo suyo es tan extraordinario que lo extraordinario es cuando se va de un partido sin anotar. Dos o tres fechas sin marcar suben el telón de un drama en clave merengue. Las alarmas saltan y medio mundo entra en pánico, Karim Benzema el primero porque entonces le empiezan a pedir goles a él. De pronto el animal despierta de su ‘siesta’, mete ocho tantos en cuatro días y se pone a tiro de cazar a Raúl González, santo y seña del club más ganador de Europa. Desde su llegada al Bernabéu, todas las estadísticas le sonríen: dos balones de oro, tres botas de oro de Europa, tres pichichis de España, una Liga de Campeones, una Supercopa de Europa, un Mundial de Clubes, una liga… La lista es mucho más larga y se engrandece porque sus logros han coincidido con la fantástica era del Barcelona de Lionel Messi. Sin el genio del argentino, Cristiano es una prueba de que no hay límites para el talento cuando la cabeza empuja siempre hacia arriba. Detrás de los 322 goles anotados en solo seis campañas con el Madrid hay una mente brillante que no dejó que el cuerpo se relajara, que lo ha mantenido en ebullición en busca de nuevas hazañas.

Raúl necesitó 16 temporadas en altísimo nivel para firmar 323 conquistas y convertirse en el mayor artillero de la historia blanca. A los 30 años, ‘CR7’ batirá ese registro hoy –ante el Granada– o en el siguiente partido con una naturalidad propia de los tocados, de los llamados a escribir la historia. Y aunque yo lo veo por debajo del brasileño Ronaldo o del francés Zidane entre los grandes futbolistas de la última época, concuerdo con Jorge Valdano cuando dice que por sus números derrota a cualquiera. El chico pobre de Funchal sigue corriendo. Como si aún no hubiera ganado nada.

@franciscocairog


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