Es casi imposible ser inmune al Barcelona. Su juego ilusiona, enciende, te eyecta del asiento. El 4-0 del clásico ante Real Madrid y el 6-1 sobre la Roma han puesto al equipo de Luis Enrique en la misma conversación con aquel irrepetible once de Guardiola. Aquel del ‘sextete’ que escondía la pelota y dormía a los rivales. Xavi dictaba el juego como nadie e Iniesta desparramaba magia con más frecuencia que en su versión de hoy. Arriba, para liquidar, un Messi endemoniado ya acribillaba redes sin cansarse.
‘Lio’ convivió con Eto’o y Henry en el equipo que se coronó en Roma 2009. Dos años más tarde, transformado en el falso ‘9’ de Guardiola, asumió un papel más protagónico con Villa y Pedrito como escuderos. Pep ya había borrado a Zlatan y solo el sueco y su representante se sintieron ofendidos. En Wembley 2011, otra ‘Orejona’ se tiñó de azulgrana. La partida de Guardiola y el declive de Xavi, a mi juicio el mejor futbolista español de la historia, afectaron el juego del Barza. La enfermedad de Vilanova, el nulo aporte del ‘Tata’ Martino y algunas lesiones de Messi ensombrecieron el panorama previo a la llegada de Luis Enrique. En ese momento, la duda radicaba en el estilo, en lo que podía hacer el nuevo DT para ajustar las tuercas sin que se perdiera la esencia. Cesc Fábregas y Thiago Alcántara, los teóricos herederos de Xavi, ya se habían marchado del Camp Nou y daba la impresión de que iba a faltar la otra pieza del triángulo virtuoso. Luis Enrique fichó a Rakitic, con menos juego y fantasía que Xavi, y le dio galones de titular en desmedro del crack de Terrasa. La reingeniería demoró algunas semanas y trajo consigo un cambio sustancial: menos posesión, más verticalidad. El hombre clave fue de nuevo Messi. Ya no como punta, sino cediendo su espacio para que Luis Suárez pudiera explotar como ‘9’.
Retrocediendo hasta la zona de gestación para abrir senderos que Neymar aprovechaba a la perfección como cuchillo por la izquierda. La ‘MSN’ irrumpió entonces como un estallido. Pulverizó el récord de 100 goles del trío Messi-Henry-Eto’o con un insuperable registro de 122 goles en la campaña 2014/2015, coronada con el inolvidable título en Berlín. Hasta hace poco se ligaba la suerte del Barcelona al estado de forma de la ‘Pulga’, pero ahora los rivales se vuelven locos porque el tridente tiene vida propia y el equipo, equilibrado otra vez en todas sus líneas, puede volar alto aun cuando falte alguno de los tres. De donde no puede faltar ninguno es del podio del Balón de Oro 2015. Con el perdón de Cristiano, este lunes la ‘MSN’ será finalista.
@franciscocairog
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