Enrique Cornejo,Candidato municipal
Autor: Gonzalo Pajares.
gpajares@peru21.com
Enrique Cornejo siente que tiene la propuesta más sólida para sacar adelante a Lima. Pero, su candidatura no prende, pues tiene 3% de intención de voto (antes de la difusión de los últimos sondeos). Lo buscamos para hablar de esto, de sus ganas de ser alcalde de Lima y de su relación con Alan García.
¿Se siente el mejor candidato a la Alcaldía de Lima?
(Ríe) Eso dice mucha gente. Siento que he tenido la oportunidad de presentar mis propuestas y me ha agradado que muchos digan que son acertadas. A algunos ya los convencimos y a otros los estamos haciendo dudar; querían votar por otros candidatos y hoy me ven como una buena opción. Me quedan tres semanas para convencer a los demás de que deben votar por mí.
Si se siente el mejor candidato, ¿por qué su candidatura no prende?
En nuestro país, los electores no se fijan en planes, en propuestas, en programas, sino en el carisma de los candidatos…
¿Le falta carisma?
Me falta tiempo (ríe). Debí trabajar antes en mi candidatura, pues me ha faltado tiempo para caminar más los sectores D y E. Cuando la gente me conoce, avanzo.
¿Se siente más aprista que nunca o su aprismo está en entredicho?
Mi aprismo no está en discusión. En términos políticos, todo se lo debo al Apra. Mi tarea es explicar en Lima, un lugar que no es aprista y que hasta manifiesta un antivoto, que tengo buenas propuestas y que trabajaré con todos, que no llenaré de apristas el municipio.
¿El Apra es un lastre?
No puedo ni quiero ‘desapristizarme’; por eso, mi tarea es convencer a los no apristas de que si me eligen trabajaré con los más capaces, sean independientes o de otros partidos. No sé si como independiente me hubiera ido mejor; estoy bien donde estoy.
Para su carrera política, ¿ha sido una buena decisión ser candidato a la alcaldía?
Hasta el momento, sí. Hasta antes de esta elección, la imagen que se tenía de mí era la de un técnico, pero esta campaña me ha permitido mostrar mi lado político. Como ex ministro –de Vivienda y, luego, de Transportes– estoy bien posicionado, pero en los sectores populares mi recordación no es muy alta.
¿Ha crecido su figura dentro del aprismo?
Represento a un sector que creyó que, con nuestros 90 años de historia, no podíamos darnos el lujo de no presentarnos a esta importante lid política. Antes retiramos candidatos, tanto a la alcaldía (Carlos Roca, Gastón Barúa) como a la presidencia (Mercedes Aráoz), y eso no fue acertado.
Pareciera que el único candidato posible en el Apra es Alan García…
(Ríe) Su liderazgo es indiscutible, pero hay gente joven que necesita una oportunidad.
¿Es candidato a la alcaldía a pesar de Alan García?
No. Mi candidatura no hubiera ocurrido sin la aprobación de Alan García, y esto porque, como presidente del partido, su influencia es decisiva en la Comisión Política. Según el estatuto del Apra, para lanzar una candidatura, la Comisión Política debe aprobarla…, y esta aprobación se produjo, por eso soy candidato.
El ‘compañero’ Alan García, puesto en el llano, ¿estaba en contra de que el Apra presentase candidato a la Alcaldía de Lima?
Un sector de la dirigencia nacional aprista siempre ha tenido dudas sobre Lima y repite: “Lima no es aprista, Lima no es aprista. El Apra no es municipalista, el Apra no es municipalista”. De tanto repetirlo, algunos lo han creído y se ha convertido en una profecía autocumplida. Además, su temor es que esto se refleje en la elección nacional. Haya de la Torre mismo habló de la política del buen vecino, y explicó las diferencias entre una candidatura local y otra nacional. Yo siento que mi candidatura deja escuela dentro del aprismo, pero, quizás más importante, contribuye a la institucionalidad del país. Y digo esto porque los partidos políticos no debemos darle espacio a los improvisados, a esos movimientos que se crean solamente para una elección.
¿Qué piensa del Corredor Azul?
Si lo comparamos con el sistema sanguíneo, el Corredor azul es una vena, pero de lo que debemos preocuparnos es de la arteria y del corazón, y el corazón es el Metro de Lima y Callao. La reforma estructural del transporte tiene como corazón al Metro, sino tenemos claro esto haremos cosas que, después, tendremos que rectificar. La reforma de Villarán no es estructural, es solo parcial.
¿Qué hará con el transporte de carga?
Hay que construir un ‘antepuerto’, es decir, un lugar para que los camiones lleguen a un lugar, no entren a la ciudad y dejen allí su carga. Allí, el tren la recoge y por la ruta del tren, que ya existe, se va hasta el puerto del Callao. Así ordenamos la ciudad y evitamos el caos que crean los camiones.
¿Y la prostitución? La zona rosa propuesta por Villarán tuvo mucho rechazo…
Hay que sacarla del Centro de Lima y buscar una zona alejada para crear una zona rosa. Este es un problema social, producto de la necesidad o la pobreza. Por eso, y para aquellas que así lo deseen, las capacitaremos en otras tareas, les daremos otras alternativas laborales.
AUTOFICHA
- “Lima debe volver a ser la ciudad jardín. Hay que recuperar los parques, y hacer que los parques zonales sean gratuitos para que todos puedan disfrutarlos. Hay que procesar las aguas servidas y regar los parques. Estamos gastando mucho en camiones cisterna”.
- “Tenemos una ciudad desordenada, insegura y contaminada, y todo esto por la falta de un ordenamiento adecuado. Nos falta, por ejemplo, un terrapuerto: es una locura que los buses entren a la ciudad, hay que sacarlos fuera”.
- “Lima sigue dándole la espalda al mar. Hay que trabajar en los acantilados, evitar que sean peligrosos, reforzarlos, construir sobre ellos y recuperar la orilla, la playa. Respetaremos y no construiremos en las playas, y pondremos en valor los acantilados”.
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