El riesgo país es un indicador que mide el deseo y capacidad de un país de cumplir con el pago de su deuda externa. A mayor probabilidad de que un país incumpla con el pago de su deuda, es más riesgoso prestarle y, como consecuencia, más alto será el interés que el acreedor (el que presta) pida cuando el país en cuestión quiera endeudarse. Se denomina “riesgo soberano” si la deuda es del gobierno y “no soberano” si se trata de una entidad privada.
Los gobiernos se endeudan emitiendo bonos. Un ejemplo muy simple. Supongamos que un gobierno emite y pone a la venta, en la bolsa de valores, un bono por 100 dólares. Quien lo compra le entrega al gobierno el dinero y se queda con el papel llamado bono. Cuando se cumpla el plazo del bono, el gobierno deberá pagarle a quien compró el papel los 100 más el interés del bono. Esto significa que los gobiernos tienen una “maquinita” de hacer bonos y así endeudan a los países.
El riesgo país determina el “costo” de endeudarse. Se mide como la diferencia entre el interés cobrado a un bono emitido por un país emergente y el bono emitido por el gobierno de Estados Unidos, considerado “libre de riesgo”. Si esa diferencia es, por ejemplo, 1%, se dirá que el riesgo país es de 100 puntos básicos, pues es el interés que el bono paga “por encima” del bono que no tiene riesgo. Cada punto porcentual equivale a 100 puntos básicos.
El tema es un poco más complejo. ¿Qué pasa si quien compró el bono decide venderlo antes de que se cumpla el plazo? Los compradores del bono estarán dispuestos a pagar cierta tasa de interés, dependiendo de las circunstancias de ese momento. Si eso ocurrió, por ejemplo, el 4 de enero, el riesgo país, de acuerdo con el BCRP, fue de 167 puntos básicos. Como esa tasa puede cambiar todos los días, el riesgo país también variará todos los días. Los bonos se compran y se venden en las bolsas de valores.
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