El 30 de abril, el MEF publicó sus proyecciones económicas. Las principales son las siguientes: el PBI crecería 3% este año, para luego hacerlo 4.5% en 2018; la inversión privada crecería 0.5% este año para hacerlo 5% en 2018; la inversión pública aumentaría 15%, tanto en 2017 como en 2018; la brecha fiscal sería 3.0% en 2017 y de 3.5% en 2018; entre 2017 y 2020, se invertirán US$6,400 millones en la reconstrucción con cambios; por último, la deuda pública total aumentará de US$156,817 millones en 2016 a US$183,249 millones en 2017.
El MEF sugiere un “impulso externo”, debido al mayor crecimiento de nuestros socios comerciales, los aumentos en los precios de las materias primas y el mayor ingreso de capitales externos. El resultado sería un aumento de las exportaciones.
Tengo los siguientes comentarios. En primer lugar, la proyección de crecimiento de 3% para este año se ve optimista si la comparamos con las proyecciones privadas, que sitúan la cifra en torno a 2% o menos. En segundo lugar, los aumentos de 15% durante dos años consecutivos de la inversión pública se ven poco creíbles, no porque no quieran hacerlo, sino por las mismas trabas en los procesos de inversión, en especial a nivel regional y local.
En tercer lugar, la inversión privada requiere de un contexto de confianza, que hay que construir. No bastarán los esfuerzos de Proinversión para adjudicar nuevas obras, ni el esperado aumento en la inversión minera. Por último, el entorno económico externo no está exento de riesgos que bajarían las proyecciones.
Quiero que se cumplan las proyecciones, pero me resulta difícil pensar que será así. Ojalá me equivoque.
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