Especular significa “comprar barato, esperar que suba el precio y luego vender caro”. En el Perú, los precios los pone el libre mercado y no el gobierno. ¿Qué significa esto? Dos cosas: cuando hay escasez, el precio sube y, cuando hay abundancia, baja. La intervención del gobierno en los mercados se justifica cuando estos últimos fallan; por ejemplo, cuando existen monopolios, externalidades y/o falta de igualdad de oportunidades, entre otros.
A raíz de los desastres naturales, se plantea castigar la especulación. La pregunta es la siguiente: ¿quién y cómo puede saber que el aumento en un precio significa especulación y no es el resultado natural de la escasez? La respuesta es simple: no se puede saber. Supongamos que usted compra un departamento porque quiere “hacer negocio” y venderlo cuando suba. ¿Deben multarlo por eso? Usted está asumiendo el riesgo, porque puede ser que el precio no suba.
Es probable que en los siguientes días suban de precio algunos alimentos. Las pérdidas de cosechas y la dificultad de trasladar la producción a los mercados determinarán una menor oferta y, por ende, una elevación del precio. ¿Es especulación? No, pues el aumento está justificado por los mayores costos de producción. Esto no quita que algunos productores quieran acaparar bajo la creencia de que el precio va a subir y luego vender más caro. Como compradores, está en nuestras manos no permitirlo.
Si a algún comprador le parece que cierta verdura o fruta está cara, entonces no la compre y sustitúyala con otra. Lo ocurrido con el precio del limón hace unos días es ilustrativo. Debemos entender que estamos ante una emergencia nacional, que nos afecta a todos.
Preocupémonos por reconstruir nuestro país y ayudarnos más. No perdamos el tiempo con anuncios que suenan bien para las tribunas pero que no se pueden aplicar. Este partido sí tenemos que ganarlo.
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