La economía peruana crece poco desde el 2013. Una de las razones centrales es la evolución de la economía mundial. ¿A qué viene esto? Pues al hecho de que el MEF, en su Marco Macroeconómico Multianual, así como en el Proyecto de Presupuesto de la República, asume un crecimiento de 4.8% para el 2017. De no lograrlo, no solo no recaudará los ingresos tributarios suficientes, sino que tendrá que tomar más deuda, dado el déficit fiscal heredado.
El problema con la proyección está en el entorno económico externo, que cada vez es más incierto y condicionará el crecimiento de Perú en el 2017. La economía mundial se encuentra en una fase de crecimiento muy lento.
La evolución en los últimos 50 años de la economía peruana muestra una regularidad empírica. Los periodos de alto crecimiento (digamos, mayor que 5% anual) han coincidido con ciclos de auge de la economía mundial. Es un hecho y no una opinión. Ahora bien, siempre se pudo crecer más o menos de 5%, dependiendo de otros factores, pero la clave estuvo en el exterior.
Un ejemplo claro ocurrió entre 2003 y 2012. China crecía a tasas mayores que 10% anual y ahora lo hace a la mitad. Estados Unidos y la Eurozona crecían y ahora no salen de su estancamiento, originado en la crisis financiera de 2008. De esto se sale a un ritmo muy lento. Ya vamos ocho años y, a pesar de las tasas de interés casi en cero y los programas de inyección de liquidez, las economías no levantan vuelo. Y son los motores de la economía mundial.
No dudo de que Perú debe hacer reformas y mejorar en una multitud de aspectos. Dicho sea de paso, a eso apunta el pedido de facultades legislativas y, sin duda, es positivo. Sin embargo, de algo podemos estar seguros: si el entorno externo no ayuda, es poco lo que se puede hacer. Por eso, me parece muy optimista la proyección del MEF. Ojalá me equivoque.
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