Carlos Parodi: ¿Cuál es la relación entre el ingreso y la desigualdad?

El ingreso por habitante (IH) es el ingreso que, en promedio, recibe un ciudadano de un país en un año. Para el año 2015, en Perú la cifra fue de 5,935 dólares, muy lejos de los 14,957 de Chile y los 13,949 de Uruguay. El problema con el indicador es que asume que todos obtienen el mismo ingreso, pues no toma en cuenta la desigualdad de ingresos. Un ejemplo: si en un examen escolar, el promedio del salón es 15, no es verdad que todos hayan obtenido 15. Unos más y otros menos, pero el promedio salió 15.

América Latina es la región más desigual del mundo. Significa que en países como el Perú, existen muchas personas muy por debajo de los 5,935 dólares y otros que están muy por encima, pues se trata de un promedio de los ingresos y no de cuánto recibe cada uno. Los países con una distribución de ingresos menos desigual son aquellos que invierten más y mejor en educación y salud, y en temas directamente relacionados con el bienestar. Son sociedades, como Canadá y Noruega, menos conflictivas en las que es más fácil llegar a consensos. Tienen mayor esperanza de vida al nacer, menor mortalidad infantil y mayor número de años en las escuelas.

Distribuciones de ingresos más desiguales hacen que el IH sea menos representativo de la situación de un ciudadano del país. Aun así, si vemos a las economías con mayor calidad de vida, coinciden con ser las de mayor IH, aunque la correlación no es perfecta. Aumentar el IH y mejorar la distribución de ingresos son los objetivos.

El problema de América Latina es la extrema desigualdad de ingresos, que impide que los aumentos en el ingreso por habitante se reflejen en mejoras en el bienestar, pues lo que ocurre con mayor frecuencia es que suban los ingresos de los que ganan más. La tarea de los gobiernos es igualar el acceso a oportunidades y la receta no es secreta: mayor y mejor inversión en educación, salud, seguridad ciudadana, etc. El problema parece estar en cómo hacerlo.