En la barra de Central, el gran restaurante de Virgilio Martínez, Carlos Mondragón había demostrado que estaba un paso adelante de los otros bartenders de Lima. Por eso, conocedor de su talento, decidió dar un paso adelante y abrir su propio espacio. Así nació Hado, una de las mejores barras de Lima.
Lo bueno de Mondragón es que no se ha quedado solo con el pisco. El hombre maneja con maestría nuestro destilado de vino (tiene que probar su capitán para darnos la razón), pero su universo es más amplio. Por ejemplo, prepara uno de los mejores gin tónic de la ciudad gracias a las tremendas ginebras que encarga (y que nadie más en Lima tiene). Y también domina el vermouth, los rones (el coctel del 50 Best Latinoamérica estuvo a su cargo), los whiskyes, los licores más diversos, las hierbas más aromáticas y las frutas más exóticas. Visitar su local es un reto, ajeno a los paladares estandarizados.
Lo acabamos de visitar y nos sorprendió con la elegancia de su ‘maestro coctelero’ (bourbon, amaro averna, mandarina) y con la textura de su ‘santo elixir’ (macerado de pisco y hojas de pimienta molle, Fernet, camu camu) . Pero no se conforme con estos datos. La carta de Hado es para beberla letra a letra, gota a gota, porque beber es vivir.
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