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"Al ciudadano solo le queda esperar el 2016"

“El desarrollo no se alcanza en piloto automático; la cosa no es tan fácil: hay que reformar el Estado para hacer sostenible el crecimiento y alcanzar el desarrollo, el progreso”, nos dice el columnista de Perú21.

Foto: César Fajardo.
Foto: César Fajardo.

Santiago Pedraglio,Analista político
Autor: Gonzalo Pajares.
gpajares@peru21.com

El gabinete Jara recibió la investidura del Congreso recurriendo a los votos de los ministros-congresistas. Para analizar los días que se nos vienen, buscamos a Santiago Pedraglio, columnista de Perú21.

¿Cómo debería leer Ollanta Humala la votación producida ayer en el Congreso?
Ha salvado la cara. Una votación en contra habría sido un golpe político claro, pero la votación de ayer, aun cuando haya sido ajustada y con voto dirimente, le ha permitido salvar la cara. También debe tomar en cuenta que su mayoría en el Congreso es sumamente precaria y que tiene que hacer esfuerzos de diálogo y concertación. Por lo pronto, ayer, mediante un acuerdo, una negociación que es evidente, el gobierno consiguió las abstenciones del PPC y de una parte de AP-Frente Amplio: he allí la explicación a los votos de Alberto Beingolea, Marisol Pérez Tello y Víctor Andrés García Belaunde.

Los apristas dicen que el gobierno ha transformado el diálogo en embuste, que es terco en sus posiciones e incluso confrontacional…
No tengo la impresión de que sea tan confrontacional; no sé si lo es menos que el Apra. Terco sí es, al menos en algunos cambios ministeriales que están cantados. Y también es verdad que le faltan reflejos para realizar modificaciones inevitables.

Ana Jara es uno de los mejores cuadros del nacionalismo. Después de lo sucedido, ¿su figura está debilitada?
Ana Jara puede salir bien librada de esta situación. Durante las últimas semanas, ha mostrado voluntad de diálogo con las bancadas de oposición. También es verdad que las declaraciones previas de Humala –donde dijo que no iba a salir ningún ministro del gabinete– la debilitaron un tanto, pero si se hacen los cambios prometidos en los aportes de los trabajadores independientes a las AFP y se cambian a los ministros cuestionados, preservaría un margen de maniobra política. Ahora, si no realiza estos cambios –a los que, aparentemente, el gobierno se ha comprometido–, sí perdería terreno. Lo que me llama la atención es que no haya realizado estos cambios antes de presentarse ante el Congreso.

¿Esto no nos demuestra que tenemos un gobierno de reflejos torpes, lentos?
Tiene escasos reflejos y no termina de darse cuenta de que, con los siete congresistas que perdió hace poco, su mayoría no es tal. Con esos votos no habría pasado por los sobresaltos de estos días. La oposición ya le ha dado dos mensajes –los difíciles votos de confianza a Cornejo y ahora a Jara–, y no termina de entenderlos: debieron llegar al Parlamento sin Mayorga y sin Castilla.

¿Nos quedan dos años de un gobierno debilitado?
Todo dependerá si el Ejecutivo y el Congreso demuestran iniciativa y se mueven adecuadamente y, claro, se hace necesario que activen los reflejos que han demostrado no tener…

Pero la realidad nos demuestra día a día que el gobierno no tiene reflejos. Ya pasaron tres años. ¿Por qué los dos años que le quedan tendrían que ser diferentes?
El problema es que tenemos un gobierno débil… pero no solo le ha pasado al nacionalismo. Si nos fijamos en lo sucedido con Toledo y García, notaremos que, a esta altura de sus gobiernos, ya estaban debajo del 30% de aprobación. Es más, Toledo estaba debajo de 20%. Y sí, viviremos dos años con un gobierno débil… consecuencia de tener una democracia sin partidos. En 2011, en el Congreso había cinco bancadas; hoy, nueve, y con 31 congresistas que se han cambiado de partido o bancada. Es decir, la debilidad no está solo en el Ejecutivo, sino también en el Congreso.

Tenemos profundas crisis: informalidad y falta de institucionalidad. Muchos analistas decían que política y economía iban por diferentes vías y que, por eso, nuestra economía no se afectaba a pesar de las crisis políticas. Parece que eso ya cambió…
Iba a llegar el día, pues. Inevitablemente, la política afecta a la economía. No es verdad que corran por cuerdas separadas. Hay momentos específicos en que puede ser así, pero eso no se prolonga en el tiempo. Y si hablamos de informalidad, esta no solo se evidencia en la política. Se manifiesta, sobre todo, en la economía: el 60% de los puestos de trabajo del país son informales. Hubo una especie de autocomplacencia por el crecimiento del PBI, el aumento del consumo y la ampliación de la clase media… pero el desarrollo no se alcanza en piloto automático; la cosa no es tan fácil: hay que reformar el Estado.

Tenemos un gobierno débil y una oposición que no construye. Al medio quedamos los ciudadanos…
La oposición también es débil: ha estado llena de enroques, de cambios… ¡una de sus bancadas desapareció! ¿Qué podemos hacer los ciudadanos? Solo nos queda esperar el 2016, y trabajar para que instituciones como los gremios profesionales, empresariales, sindicatos y colectivos ciudadanos tengan voz propia. No veo otra solución. Ahora remamos contra la corriente: la institucionalidad no es uno de nuestros fuertes.

AUTOFICHA

- “Soy sociólogo y trabajé en varias ONG. Hoy soy un consultor independiente, columnista de Perú21 y profesor de la Facultad de Comunicaciones de la PUCP”.

- “De esta crisis, lo positivo será la eliminación del aporte obligatorio de los trabajadores independientes a las AFP. Creaba informalidad”.

- “El gobierno de Ollanta Humala tiene escasos reflejos y no termina de darse cuenta de que, con los siete congresistas que perdió hace poco, su mayoría no es tal”.


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