Nuevas aristas aparecen en el escándalo que motivó la renuncia del director de la CIA, David Petraeus, con la investigación iniciada al jefe de las fuerzas de la OTAN en Afganistán, John Allen, por haber enviado mensajes “inapropiados” a la mujer que destapó el caso con sus denuncias.
Según un funcionario de Defensa, Allen es objeto de una pesquisa luego de que el FBI descubriera entre 20,000 y 30,000 páginas de correspondencia que abarca los años 2010 y 2012, en su mayoría correos electrónicos entre él y Jill Kelley, figura clave en el escándalo que costó el cargo a Petraeus, jefe de los servicios de inteligencia de Estados Unidos.
Petraeus renunció abruptamente la semana pasada, admitiendo una relación extramatrimonial con su biógrafa Paula Broadwell.
El funcionario dijo que existe una “clara posibilidad” de que los correos electrónicos de Allen estén vinculados al caso Petraeus. “Las alegaciones involucran comunicaciones inapropiadas” entre Allen y Kelley, dijo la fuente.
Panetta dijo en un comunicado que su departamento había sido informado el domingo por el FBI sobre el asunto, y que lo remitió al Inspector General del Pentágono para que abriera una pesquisa.
El presidente estadounidense, Barack Obama, suspendió hoy la designación del general Allen como jefe supremo de la OTAN, dijo un portavoz de la Casa Blanca el martes.
Jill Kelley es una vieja amiga de la familia Petraeus y voluntaria de enlace social en Tampa (Florida) con familias de militares en la Base MacDill de la Fuerza Aérea.
No estaba claro cómo Allen conoció a Kelley, pero él se desempeñó en Tampa como vicedirector del Comando Central del Ejército de Estados Unidos durante tres años antes de hacerse cargo de la operación en Afganistán en el 2011.
Petraeus fue jefe del Comando Central con sede en Tampa entre el 2008 y el 2010.
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