Los asaltos a mano armada para apoderarse de vehículos han cobrado mayor fuerza desde hace cinco años. Al principio, las víctimas de estos hechos eran, en su mayoría, los taxistas que trabajaban en station wagon debido a que las autopartes y los accesorios de estas unidades tenían gran demanda en el ‘mercado negro’, informó un oficial de la División de Investigación de Robos de la Dirincri.
Decenas de estos conductores pasaron a formar parte de las estadísticas de homicidios por haberse resistido al robo de sus herramientas de trabajo.
Los maleantes operaban en grupos de cuatro y seis a bordo de dos vehículos. Interceptaban a los taxistas en vías alejadas y desoladas. Luego, uno de los malhechores tomaba el volante y se llevaba el vehículo.
Sin embargo, desde el año pasado, esta modalidad es empleada también para robar vehículos particulares. Actualmente, solo actúan, como máximo, tres delincuentes, quienes salen a recorrer la ciudad en carros modernos para no despertar sospechas, seleccionan a su víctima y la siguen hasta su cochera.
‘Estudian’ la zona y, si es adecuada, actúan en el momento. De lo contrario, optan por retornar otro día pues ya conocen los movimientos de los conductores elegidos. “Prefieren las calles solitarias para perpetrar el robo”, explicó el coronel Carlos Zambrano Pérez, jefe de la Diprove.
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