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"Natalia no es ‘Mala mala’ como dicen"

Volvió al país después de jugar en España durante varios años y acaba de lograr el título de la Liga de Vóleibol con el César Vallejo de Trujillo. Esta deportista alterna su tiempo para ser madre, mujer y profesional.

Foto: David Vexelman.
Foto: David Vexelman.

Verónica Contreras,Voleibolista
Autor: Randy Cardozo.
rcardozo@peru21.com

Aunque suene impertinente decirlo, Verónica Contreras cumplirá 36 años en junio. Pero, cuando uno la tiene enfrente, más que impertinencia suena a mentira. El elixir que conserva su juventud no es otra cosa que el buen humor, la paciencia y una dosis de sensualidad. Ahora que ella y sus compañeras del club de vóley trujillano César Vallejo consiguieron el campeonato de la liga nacional, ‘Vero’ piensa decirle adiós al deporte que le apasiona. Sin embargo, aún nada está dicho.

En la calle debes recibir los mismos piropos que te lanza el público que va a verte jugar…
(Risas) Bueno, recibo los típicos silbidos, gritan que soy guapa y linda. Son piropos que demuestran mucho cariño de la gente.

¿Cómo es Verónica Contreras?
Me considero tímida, reservada, hogareña, ansiosa… Me encanta ir al cine –tengo que darme un tiempo para ir a ver Asu mare–y no me gusta mucho salir a bailar por temor a las trasnochadas y a la resaca.

¿Y cómo eres cuando te enamoras?
Entrego todo de mí, me transformo y me olvido de todo. Es algo normal cuando uno comparte ese sentimiento hermoso.

De no ser voleibolista, ¿qué rumbo habrías tomado?
Estudié Administración de Empresas, no terminé la carrera, me quedé en el sétimo ciclo; pero pienso retomarla solo por una satisfacción personal.

El campeonato ya terminó. ¿Qué has decidido? ¿Te quedas, te vas, te retiras?
Por un lado tengo a mi pareja y a mi bebé, ambos viven en España y debo atenderlos. Y por otro lado, no quisiera ponerle punto final a mi carrera en el vóley. Es complicada mi situación, aún no decido nada. Al final, las cosas se pueden solucionar, pero como atleta es duro dejar este deporte que tanto me apasiona.

Tuviste un gran torneo. Fuiste considerada la mejor armadora del campeonato…
Me satisface ser la mejor levantadora (o colocadora) de la liga porque ha ocurrido en mi país. Gracias al esfuerzo y dedicación, logré consolidarme como tal.

¿Por qué renunciaste a la selección?
Quise pasar a la faceta de mamá, anhelaba formar mi familia. Estando en la selección hubiera sido difícil para mí porque tendría que ocupar mi tiempo entrenando a doble horario.

¿Y no has pensado regresar, aunque sea de entrenadora?
Mira, cuando estuve en España, estudié para ser entrenadora y tuve la oportunidad de dirigir en las categorías inferiores de mi entonces club (Agrupación Deportiva A-Pingela). Quedamos entre los primeros puestos. Pese a ello, no he pensado en dirigir a la selección.

¿Qué tan difícil es tener a Natalia Málaga como entrenadora? ¿En verdad es una ‘Mala mala’?
(Ríe) A Natalia Málaga la conozco desde hace mucho tiempo. Jugamos juntas en la selección. Ella sigue siendo la misma de siempre: aguerrida, dispuesta a cumplir la misión y a expresar su opinión sin hipocresías. Cuando las cosas están difíciles se desespera y hace hasta lo imposible para revertir la situación, nos grita para reaccionar y estar en el nivel que ella espera. Fuera del campo tiene mucha chispa para contar los chistes. No es tan ‘Mala mala’ como dicen.

Estando lejos extrañarás los platos peruanos…
Claro, me encanta el arroz con pollo, el cebiche, la papa a la huancaína. Y también los postres, como el arroz con leche, la crema volteada, la mazamorra, y ahora que estoy aquí aprovecho para probarlos. Cada vez que voy a Europa llevo ajíes peruanos, como mirasol y panca, para preparar platos como pollo al ají.

¿A quién admiras?
A Gaby Pérez del Solar, porque marcó la diferencia. Además, tiene carisma y simpatía. También admiro a Mario Vargas Llosa, cuya opinión es respetada en el mundo.

¿Hay alguna anécdota que recuerdes en tus años de voleibolista?
Una de hace poco, cuando regresé al Perú. En mi primer día de entrenamiento con César Vallejo, en Lima, el equipo de mayores no me reconoció. Es más, pensó que yo era una de las chicas del equipo de juveniles. Imagínate, a mis 35 años (ríe). Eso me favorece.

¿Conoces Trujillo, la ciudad de origen de tu club?
He ido varias veces con la selección. El clima es muy bueno y la gente es acogedora. Cuando estuve allí aproveché para comprar zapatos talla 39.

Y ahora que vives de nuevo en el Perú, ¿percibes que ha aumentado la inseguridad?
La inseguridad está en todas partes. Es complicado. Es una pena que los asaltos y robos nos hagan quedar mal a nivel internacional. Cuando estuve en España veía por la televisión esos lamentables casos, y uno no deja de sentirse mal. Pero se siente otro país: más moderno, más optimista y con gente que quiere más al Perú.

AUTOFICHA

- Nací el 8 de junio de 1977, en Lima. Soy la última de cuatro hermanos. Tengo un hijo de 3 años de edad, su nombre es Xaqoin. Él vive en España con su papá.

- Llevo 21 años practicando vóleibol, tanto en competencias nacionales como internacionales; 15 los dediqué a jugar por la selección.

- De 2004 a 2012 jugué en España y decidí retirarme del vóley, hasta que Natalia Málaga me propuso jugar por el César Vallejo, en Perú, y acepté emocionada.


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