Ni Ferrari ni Mercedes ni Red Bull. En este momento la única escudería que construye algo importante es la fe. Esa vibra que el mundo entero envía hacia Francia a la espera de que Michael Schumacher pueda salvarse de la muerte. Por ahora, la medicina dice que el alemán está “entre la vida y la muerte” tras caer de cabeza contra una roca mientras esquiaba en los Alpes franceses el último domingo.
“Se puede hablar de un pronóstico vital comprometido. Está en reanimación, su estado es muy grave, es un estado crítico”, dijo el doctor Jean-François Payen, jefe del servicio de reanimación del hospital de Grenoble.
Según el neurocirujano Stephan Chabardes, Schumacher “movía espontáneamente los cuatro miembros pero no respondía a las preguntas” poco después de golpearse el lado derecho de la cabeza. De no haber tenido casco –el diario Bild informó que se partió en dos–, el germano habría muerto inmediatamente, aunque su estado se deterioró rápidamente.
El siete veces campeón de Fórmula 1 fue operado el mismo día del accidente e inducido al coma artificial. “El escáner mostró lesiones hemorrágicas en el cerebro”, agregó Chabardes. El paciente se mantiene en hipotermia, entre 34 y 35 grados, “para asegurar la correcta oxigenación del cerebro”, señaló Emmanuel Gay, responsable de neurocirugía.
DATOS
- En un traumatismo encefalocraneano severo, el paciente tiene un estado comatoso, no puede abrir los ojos ni seguir órdenes, y sufre lesiones neurológicas significativas.
- Un 45 por ciento de personas que sufren lo de Schumacher mueren precozmente. “No es lo mismo que ocurra con 25 que con 45 años”, dijo Payen.
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