Esto guarda relación con lo que antes los delincuentes hacían a través del ‘cuento del Tumi de oro’. La gente sacaba dinero del banco y joyas en su afán de obtener el preciado objeto. Entonces, los hampones les hacían el cambiazo y les daban una piedra. Este tipo de acciones de la delincuencia es recurrente y, por eso, el Estado tiene que salir en defensa del ciudadano. La sanción penal en estos casos no debe ser solo por estafa, sino que se debe ser más drástico, debido a que se utiliza un medio de comunicación (teléfono) y se atenta contra la vulnerabilidad de las personas, lo que podría configurar una modalidad agravada. Yo voy a presentar un proyecto de ley en ese sentido para que se impongan penas más duras. La sanción penal debe ser de entre seis y ocho años de prisión para que sea efectiva. Actualmente, el Código Penal sanciona la estafa con dos años de cárcel, como mínimo, y seis, como máximo. No nos dejemos engañar cuando recibamos una llamada telefónica. En una conversación podemos dar información clave.
Si te interesó lo que acabas de leer, recuerda que puedes seguir nuestras últimas publicaciones por Facebook, Twitter y puedes suscribirte aquí a nuestro newsletter.