Enrique Castillo,Opina.21
ecastillo@peru21.com
Con una elección como la que ahora se propone, el jefe de Estado, Ollanta Humala, cargará sobre sus hombros la responsabilidad de haber alentado y permitido –se supone que él es el líder de la bancada y nada se hace sino se consulta y coordina– la vergonzosa repartija que hoy en día todos repudian.
Se dirá que el presidente quiso manejar el TC –para que ciertos fallos como el de los bonos agrarios salgan como él quiere– y estuvo dispuesto a todo con tal de que sus colaboradores y candidatos se conviertan en magistrados. Este es el momento en el que el presidente debería mostrar esa firmeza y esa agresividad que utiliza en otras cosas menos importantes. Ahora es cuando debería atacar a los políticos tradicionales y su mala práctica de la repartija.
Si la elección de los actuales postulantes se da, el presidente del Congreso será recordado como el titular con más deméritos (intento de aumentos de sueldos; incapacidad para llevar adelante la elección en el TC, BCR y Defensoría del Pueblo; y la repartija final) en los cuatro últimos gobiernos; y se le comparará con los presidentes del Congreso que permitieron la captura de las instituciones.
Si finalmente se produce la elección, Perú Posible será acusado de haber pactado con el fujimorismo –su enemigo más enconado, y al que combatió acusándolo de los delitos más graves– con tal de lograr que una de sus partidarias sea la Defensora del Pueblo. Alejandro Toledo sumará muchas más críticas y la población repudiará este “toma y daca”, que muchos atribuyen a la desesperación del expresidente “chakano” por salvarse de las acusaciones que hoy enfrenta.
Ellos eligen: defensa de la institucionalidad o “repartija” de cargos.
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