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“Cuando estoy enamorada me entrego toda”

“En el amor me he estrellado varias veces, pero de eso se trata la vida: si no arriesgas, cómo vives”, nos dice Fiorella Díaz, la ‘mala’ de La reina de las carretillas.

(Rodrigo Málaga)
(Rodrigo Málaga)

Fiorella Díaz,Actriz
Gonzalo Pajares
gpajares@peru21.com

Es la ‘mala’ de La reina de las carretillas (de L a V, 9 p.m., América TV). Fiorella Díaz, ‘la reina de la maldad’, dice que esta vez no se parece a su personaje, que ella es dulce y romántica, pero, eso sí, muy directa. Conózcala más en esta charla.

¿Siempre quisiste ser actriz?
Hago teatro desde sexto grado de primaria. Al terminar el colegio, mis opciones eran Publicidad, Periodismo o Actuación, pero opté por ir a la Escuela de Arte Dramático. Su local estaba en el sótano del Museo de la Nación y, hoy que recuerdo esa circunstancia, me digo que debo de haber tenido muchas ganas de estudiar para soportar esas condiciones. Más aún cuando nos trasladamos al Rímac, a una de las casas que el virrey Amat le dio a La Perricholi, un monumento histórico que nosotros llamábamos ‘histérico’ porque no se podía ni tocar.

Al inicio, como actriz, tu opción era el drama…
Y solo hacía teatro. Hasta terminar mi carrera decía que solo iba a hacer teatro. Pero, cosa curiosa, a mitad de mi carrera empecé a hacer comerciales. Mal no me iba, y con eso pagué mis estudios. Salía mucho de mamá joven. ¿Instinto maternal? Lo tengo, pero en mis planes no está aún tener hijos, aunque me llevo muy bien con los niños.

¿Te sientes una buena actriz?
Estoy creciendo. Este año me he sentido más madura, más segura de mis personajes. Ahora vendrán los retos grandes. En la tele empecé haciendo de Eva, en la miniserie Matadoras. En ella había algo de mí, por eso le tengo cariño. Como ella, tengo un buen sentido del humor, soy alegre, divertida.

Mariella Zanetti hacía de tu mamá…
Mariella es una mujer extraordinaria, con mucha energía. Ella me enseñó a divertirme en el set, a tener desparpajo para decir las cosas, a ser directa y espontánea. Allí también hice mucha química con Manuel Gold, que está ahora en Polizontes. Yo debo de pesar el triple que él (ríe). Lo bueno de las series de Michelle Alexander es que les abren las puertas a actores, modelos, bailarines, cumbiamberos, vedettes, a todos. Y nos dirige a carajazos (ríe), pero ella es así.

¿Cómo es esa convivencia?
Una de las mejores cosas que me ha pasado en la vida es conocer a Maricarmen Marín, y eso pasó en Yo no me llamo Natacha. Por el medio donde me movía, jamás me imaginé ser amiga de una bailarina, de una cantante de cumbia. Yo, que amo a los Beatles, ahora escucho, por Maricarmen, cumbia. Y cuando yo le hacía escuchar a los Beatles, ella me decía: “No entiendo lo que dicen” (risas). “Tú escucha, luego te va a gustar”, le decía.

Enséñale inglés, pues…
(Ríe). Créeme, ella siempre está muy dispuesta a aprender. Y de los males de amores nos consolamos las dos (ríe).

Has dicho que estás sin pareja, solo con tu perro…
Estoy soltera, pero saliendo (ríe). A los hombres con los que he salido les he entregado muchos momentos felices. Soy romántica, apasionada. Me pongo límites, pero cuando se da me voy con todo, me entrego… y me he estrellado varias veces, pero de eso se trata la vida: si no arriesgas, cómo vives.

¿Eres una mujer libre?
Sí. Mis amigas dicen que los chicos no se me acercan porque soy muy independiente, quizás les inspiro temor, o tal vez piensen que soy como mis personajes (ríe).

En la serie estás con un chico y, luego, con otro…
Al menos que eso pase en la ficción, aunque sea allí tengo que hacer algo (risas). Si alguien me gusta, no me hago problemas. ¿Soy de affaires? (Piensa). No mucho. Te diré que no me importa lo que piensa la gente.

Entonces no te importa que te hagan un ampay…
No soy tan famosa y, la verdad, no he pasado por un momento así. La verdad, no sé cómo se maneja algo así. Lo bueno es que no tengo que estar haciendo cosas en la calle, para eso tengo mi departamento de soltera (ríe).

¿Qué tan mala eres tú?
No me considero mala. Soy renegona y directa, no me gusta adornar las cosas y siempre digo lo que pienso. Tanto no soy como ella que me ha costado aprender a decir “te odio” (ríe). Personajes así son terapéuticos.

¿Te sientes guapa?
Más que guapa, atractiva. Bonita, bonita, no soy, aunque muchas veces me han llamado ‘bella’ y, sobre todo, ‘guapa’. Con los años he aprendido a admirar lo que tengo, a usarlo y a ocultar lo que no funciona, porque el trabajo en la tele se basa mucho en la imagen. Ahora, mi carta de presentación es mi trabajo, lo demás es un plus.

Hiciste una sesión de fotos bastante sexy: usabas un corsé. ¿Harías un desnudo?
En TV, ni hablar. En una revista, solo sugerido. En el cine, sí, pero debo ver cómo es el personaje. Yo evito salir en bikini, salvo que sea necesario. La sensualidad no implica tener menos ropa. Sugiriendo, uno puede ser más sexy.

AUTOFICHA

- Nací en el 83. Crecí en San Miguel. Tengo barrio. Mi hermana mayor es más guapa que yo. Estudió Literatura. Vivo con mi hermana menor, es diseñadora.

- Estudié en el América del Callao. Era de las que actuaban, de las que se mandaban (ríe). Me acerqué al teatro al terminar la primaria, en el cole.

- He viajado mucho haciendo teatro. Conozco Filipinas, Alemania, etc. Hacíamos obras de Lorca, de Ionesco y obras peruanas. Pocas veces hacía antagónicos.


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