DAMASCO (AFP).– Al menos 56 personas, entre ellas seis niños, murieron ayer en los bombardeos de la aviación siria contra Alepo (norte), la segunda ciudad del país en la que esta semana cientos de personas perdieron la vida en este tipo de ataques.
El opositor Observatorio sirio de Derechos Humanos (OSDH) destacó como mortíferos los bombardeos con barriles de explosivos en los barrios opositores de Hanano, Ahmadiyeh y Haydariyeh, que dejaron ayer decenas de muertos.
Entre las víctimas figuran siete combatientes rebeldes, indicó el OSDH, que advirtió de que este número podría aumentar ya que decenas de víctimas están gravemente heridas o desaparecidas.
ALEPO EN ESCOMBROS
Según Rami Abdel Rahmane, el director de la OSDH, el régimen sirio “está tratando de que la población de las zonas controladas por los rebeldes se ponga en su contra”. Y para eso, “mata y obliga a la gente a huir”, subrayó.
Según informes de activistas, médicos y testigos, los bombardeos lanzados esta semana por la aviación siria contra la ciudad rebelde de Alepo –antiguo pulmón económico del país, ahora reducido a escombros– han dejado, además de centenares de muertos, innumerables heridos.
La organización de derechos humanos Human Rights Watch (HRW) informó de la muerte de más de 200 personas en Alepo entre el 15 y el 18 de diciembre, mientras que el OSDH dio cuenta de 161 fallecidos y Médicos Sin Fronteras de 189.
Human Rights Watch también condenó el supuesto uso de barriles de explosivos y añadió que “el mando militar no debería (…) ordenar el uso de armas explosivas con un amplio rango de acción en zonas muy pobladas”.
El Media Centre de Alepo, una red de periodistas ciudadanos, señaló que el bombardeo sobre Hanano fue especialmente mortífero ya que los barriles explosivos alcanzaron un autobús, “sin dejar supervivientes”.
TENGA EN CUENTA
- Desde que se inició el conflicto interno sirio, en marzo de 2011, han muerto 126 mil personas. Según UNICEF, 5.5 millones de niños son afectados.
- La mayoría de rebeldes que quiere derrocar al régimen de Bashar al Assad es suni, mientras que los chiíes y otras minorías han permanecido neutrales o apoyan el gobierno.
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