Alicce Cabanillas
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Entre los años 60 y 70 llegó a Lima y a las capitales de provincias un grupo de familias que decidieron dejar sus hogares en las zonas rurales del país en busca de una mejora, comenta Rolando Arellano, presidente de la consultora Arellano Marketing.
Hoy, los hijos de estos migrantes han empezado a forjar un nuevo tipo de riqueza, ya sea a través de sus propias empresas o desde empleos mejor remunerados a los que accedieron pues sus padres invirtieron en su educación.
JOVEN Y EXIGENTE
Han formado hogares que perciben ingresos mensuales de entre S/.1,500 y S/.4,000 y han comprado o construido viviendas fuera del casco urbano tradicional de las ciudades. En Lima, por ejemplo, viven en los conos, refiere Arellano.
De acuerdo con Hernán Chaparro, gerente general de GFK Conecta, a diferencia de sus antecesores –que trabajaron duro y eran austeros–, estos nuevos protagonistas quieren gozar de las cosas ya.
“Por eso hay más compra y más consumo”, indica. Se trata de un consumidor joven, exigente, que destina buena parte de su gasto al entretenimiento”, detalla el experto.
Se han visto beneficiados con el boom del retail y con la mayor competencia entre las empresas, lo cual ha propiciado un aumento de la oferta de productos y servicios.
Esto ha contribuido a que cada sol que gana ahora el trabajador de una mype o un independiente rinda más, anota Chaparro.
EMERGENTES Y MESTIZOS
La mayoría de estos nuevos consumidores es de origen provinciano y busca reconocimiento social a su pujanza y esfuerzo, señala Chaparro.
Arellano asegura que no tienen un sentimiento aspiracional, se reconocen como mestizos y no buscan copiar el estilo de vida de las clases tradicionales. “Las clases medias típicas sí buscan relacionarse con el sector A. Estos emergentes, no”, sostiene.
Es un grupo que creció solo, con el sistema tradicional contra ellos, por lo que no les llama la atención copiarlo. “Tienen sus propios criterios estéticos. Por eso, en las zonas periféricas de Lima se ve casas con techos a dos aguas o fachadas con cerámicas”, dice Arellano.
Poseen su propia música y su propia moda. Tampoco están insertados en la economía formal, cuentan con negocios propios o trabajan para otros sin tener derechos laborales.
¿CLASE MEDIA?
Para Arellano, esta es una “nueva clase media emergente” y estaría integrada por el 35% de la población: unos 10.5 millones de peruanos.
“Son casi el 50% de la población urbana, sin pasado citadino y cuya segunda o tercera generación de sus familias hizo empresa en las ciudades capitales”, precisa.
Chaparro, de GFK Conecta, cree que no debería llamársele de esa manera. Se tiene la sensación de que hay un sector emergente con capacidad de consumo porque existe mayor liquidez, pero aún hay mucho por hacer, afirma.
“Es exagerado decir que ha nacido una nueva clase media. El hecho de que consuman más no los convierte en clase media”, manifiesta.
Sin embargo, Arellano no sería el único entusiasta con la denominación acuñada a este sector. El titular de Economía, Luis Castilla, expresó recientemente que “hay una nueva clase media surgiendo en el Perú, la cual no es tradicional, sino emergente”.
Además del ministro, Fidel Jaramillo, representante del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), estimó hace poco que “seis de cada 10 peruanos pertenecen a la clase media emergente”.
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