Hace un mes apenas, el Festival de Lima nos presentó la producción turca ‘Mold’ (2012), de Ali Aydin, acerca de un hombre mayor que ha aguardado por lustros tener noticias de su hijo, un desaparecido durante la violencia política. Dicho personaje aparecía prácticamente en todas las escenas, la cámara no se despegaba nunca de él, a pesar de lo anodino de su existencia.
Lo que obteníamos de este seguimiento era un testimonio personal sin necesidad de confesiones verbales, un perfil resquebrajado sin explicaciones psicológicas. De alguna forma, ‘Mold’ resultó ser prima lejana de la peruana ‘NN’.
En ambos casos, se nos exige acompañar a un personaje parco y taciturno que tiene una rutina laboral e interactúa a diario con otras personas, pero que en realidad deambula como un fantasma, como muerto en vida, quizá porque su relación más intensa es con un pasado indescifrable que no puede dejar ir. Son reacciones extremas a la amnesia colectiva que encuentra a su alrededor, a la insensibilidad de las autoridades que prefieren echar tierra sobre los crímenes de lesa humanidad.
Obsesionado con las víctimas que exhuma de las fosas comunes, el antropólogo forense Fidel Carranza (Paul Vega, en su mejor actuación para el cine) aparece ante nuestros ojos como un necrófilo consumado, guardián sin capa y justiciero sin espada de los que ya no existen.
En una escena climática, digna de un filme de horror, Fidel parece reconocerse en esos restos humanos que nadie jamás reclamará, alguien que desapareció de la tierra sin dejar rastro. El tenebrismo de ‘NN’ en su punto álgido.
El director Héctor Gálvez había firmado anteriormente ‘Paraíso’ (2009), película sobre jóvenes —más espontánea y cercana al documental— pero que también hablaba sobre los herederos de la barbarie, de la resaca tras los años del salvajismo.
Con este, su segundo largometraje de ficción, Gálvez ratifica ser una de las voces principales del cine peruano contemporáneo; un cineasta en plena búsqueda que ostenta lo más valioso: un estilo y una mirada personal.
En ‘NN’ ha confiado más que nunca en la inexpresividad dramática para transmitir emociones, en el distanciamiento formal para incitar la reflexión. Poseedora de una caligrafía rigurosa, aquí predominan las miradas fijas y los silencios largos, los tiempos muertos y los encuadres estáticos. El resultado no siempre está a la altura de sus ambiciones, pero es la cinta peruana más exigente del año. Y también la más fina.
LO QUE DEBES SABER…
- A los Oscar
‘NN’ acaba de ser designada para representar al Perú en los Oscar.
- Se llevó premio*
Este mismo año, la película se alzó con el premio al Mejor Director en el Festival de Cartagena de Indias.
DATO
Gálvez había filmado antes ‘Paraíso’ (2009), que también hablaba sobre los herederos de la barbarie, de la resaca del salvajismo.
Por Claudio Cordeno – Crítico de Cine
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