“No soporto al enamorado de mi hija”, confiesa Elizabeth (47), madre de una joven de 17 años. “Quiero que terminen de una vez”, agrega.
Son comunes las declaraciones de este tipo. El dilema para los padres radica en si deben intervenir o no.
“No tienen por qué entrometerse, a menos que exista un peligro real”, afirma Manuel Saravia Oliver, psicólogo del Instituto Guestalt de Lima.
Para evitar conflictos mayores, es necesario preguntarse primero cuál es el motivo que despierta la discordia.
“Los padres deben hablar con sus hijos sobre el tema, abrir el corazón, en vez de recurrir a indirectas sarcásticas y otras actitudes ofensivas”, dice Saravia.
“La labor de los padres es querer a sus hijos, no sobreprotegerlos”, finalizó.
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