Nadie lo duda: Mónica y Omar se quieren. En su cuenta de Facebook publican, casi semanalmente, una foto con mensajes de amor. “Me saqué la lotería contigo”, dice Omar en su empalagoso texto. “Nadie como tú, mi papito”, replica la ‘templada’ Mónica. Hasta sus amigos han llegado a pensar que son la pareja perfecta. Pero la realidad es un poco distinta.
Cuando van a casa, esta pareja de tórtolos vive su amor con intensidad. Pero basta un gesto, una palabra o una mirada para que se desate la guerra. “Siempre me quieres controlar. Estoy cansado de que dirijas mi vida”, le grita Omar a Mónica.
“Yo no tendría nada que decirte si hicieras las cosas bien, con sentido común”, increpa ella. La cosa llega al insulto. Incluso dejan de hablarse varios días. Pero, al final, siempre se reconcilian: se miran, se besan, se acarician y se aman con intensidad.
Esta situación se ha convertido en un círculo vicioso. Se repite cada semana con la misma (o mayor) intensidad. Y, con la tempestad, también llega la calma… o viceversa. Ambos han asumido que no pueden vivir alejados. Pero sienten que están en una prisión de la que les es difícil salir porque no pueden… ¿O será acaso que no quieren?
Y, mientras tanto, los amigos y la familia los ven como la pareja perfecta o como muy buenas personas, que efectivamente lo son, pero cuando están separados uno del otro. Todos creen que juntos son dinamita, pero siempre fuera de sus cuatro paredes guardan las apariencias. ¿Qué pasa en este caso?
Según la psicóloga social Ivette Sofía Cajacuri, en este caso hay temor al rechazo. Las personas están predestinadas a estar en grupo. Y una de sus metas es formar pareja. A veces, cuando se siente un signo de rechazo, se producen reacciones erróneas, las que no conducen a nada bueno”, indica.
De acuerdo con la especialista, en este caso lo mejor es acudir a terapia de pareja. Otra cosa que se puede hacer es conversar seriamente, y con mucha madurez, sobre lo que les gusta y no les gusta del otro.
“Se debe hacer un balance. Finalmente, la pareja es una empresa, y si alguien no está trabajando bien, esta no funciona adecuadamente”, recalca.
También se debe reconocer si la relación se ha vuelto enfermiza, es decir, si afecta nuestros vínculos sociales o nuestro comportamiento o desempeño.
“La vida en pareja es desgastante, se trata de todo un proceso que, a veces, es doloroso”, refiere.
TENGA EN CUENTA
- Si bien es importante luchar por mantener el vínculo con el ser amado, también se debe identificar el momento en que este comienza a hacernos daño.
- En ese caso, y luego de acudir a ayuda especializada, podría ser recomendable acabar con la relación.
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