El riesgo de exponerse a una pandemia es uno de los grandes temores de la humanidad. En 2009, por ejemplo, la llamada ‘gripe porcina’ provocó pánico a nivel masivo. Esta enfermedad, cuyo nombre correcto es gripe AH1N1, causó la muerte de cerca de 19 mil personas en todo el planeta.
Escenarios críticos como este son motivos de preocupación, pero lo cierto es que los males infecciosos no son los únicos que deberían alertar a la población.
Hay que decirlo con claridad: los hábitos de vida pueden ser más peligrosos que un virus. De hecho, todos los años fallecen más de 36 millones de personas debido a las enfermedades no transmisibles.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), estas enfermedades se pueden separar en cuatro grandes grupos: males cardiovasculares, cáncer, diabetes y enfermedades respiratorias crónicas. Es decir, males que se desarrollan de manera silenciosa en el organismo y que no se contagian.
ACCIONES A TOMAR
Según la OMS, los principales elementos que influyen en el desarrollo de estas enfermedades son: actividad física escasa, consumo de sustancias nocivas (alcohol, tabaco y otro tipo de drogas) y dieta inadecuada.
Entonces, una forma de prevenir consiste en prestar atención al comportamiento propio. Primero, pregúntese lo siguiente: ¿Hace actividad física constante? ¿Come frutas y verduras con regularidad? ¿Bebe alcohol? ¿Cuántas cigarrillos fuma al día? ¿Cuándo fue la última vez que se chequeo la glucosa?
Lo segundo es diseñar un plan de acción, en el que usted se comprometa a cambiar sus hábitos y a someterse a un monitoreo médico periódico.
Si te interesó lo que acabas de leer, recuerda que puedes seguir nuestras últimas publicaciones por Facebook, Twitter y puedes suscribirte aquí a nuestro newsletter.