Sería incorrecto y un anacronismo considerar los convenios suscritos por Perú, Ecuador y Chile en la década de 1950 como tratados limítrofes, sostuvo hoy el integrante del equipo jurídico peruano ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya, Tullio Treves.
En su intervención durante los alegatos orales del Perú ante el referido tribunal, el abogado de nacionalidad italiana explicó que los mencionados convenios tuvieron como único objetivo evitar que industrias pesqueras extranjeras depreden los recursos marinos de sus costas.
Además, sustentó que dichos instrumentos buscaban preservar el derecho de todas las naciones al tránsito libre. “Ninguno de ellos ni su combinación constituyen un tratado de delimitación marítima”, recordó.
Indicó que en aquel momento lo que regía en ese tipo de procesos era el “principio jurídico resultante de la combinación de los conceptos de la soberanía del Estado y de la buena vecindad”, más no algún instrumento jurídico específico.
El Estado chileno arguye que los límites marítimos están especificados en la Declaración de Santiago, firmada en 1952, y el Convenio sobre Zona Especial Fronteriza Marítima, que data de 1954.
“No sería correcto interpretar la Declaración de Santiago con los conceptos tal como lo entendemos en la actualidad; sería incorrecto y un anacronismo”, dijo.
NO HAY IMPEDIMIENTOS PARA LÍMITES MARÍTIMOS
A su turno, el jurista estadounidense Rodman Bundy, aseguró que no existen factores que impidan el trazado de una línea equidistante para fijar la frontera marítima con Chile, por lo que la línea bisectriz propuesta por Perú ofrece un resultado más equitativo para ambos países.
Refirió que las costas de Perú y Chile carecen de promontorio e islas adyacentes, razón por la cual no existe impedimento para el trazado de una línea media o equidistante.
“Chile reclama un mar territorial de 12 millas y una plataforma continental de 2,000 millas; en tanto que Perú reclama 200 millas náuticas de dominio marítimo, incluyendo el fondo marino y el subsuelo, como indican sus Constituciones de 1979 y 1993”, añadió.
“Chile no quiere entrar a las discusiones con Perú por temor al desvío de sus argumentos erróneos, pero al mismo tiempo está plenamente consciente de que una línea de equidistancia produce un resultado equitativo (…); mientras que el reclamo que presenta respecto al paralelo no produce este resultado”, explicó.
Si te interesó lo que acabas de leer, recuerda que puedes seguir nuestras últimas publicaciones por Facebook, Twitter y puedes suscribirte aquí a nuestro newsletter.