¿Qué tipo de ciudadano es aquél que apoyó la ‘ley Pulpín’? ¿Es un autoritario defensor de la “mano dura” y/o del pragmatismo de las obras de cemento? Datos desagregados –que gentilmente proporciona Ipsos– ofrecen pistas sobre las características del “defensor de las reformas laborales”. Al respecto, resultan sugerentes dos comparaciones: los pro-‘ley Pulpín’, con quienes apoyan al ministro Urresti –a nivel nacional–; y los defensores de dicha ley, con quienes aprueban la gestión de Castañeda en Lima.
Según la última encuesta de Ipsos, el 21% de peruanos estaba a favor de la ‘ley Pulpín’. Entre quienes aprobaban a Urresti, este porcentaje era del 25%. Es decir, entre los simpatizantes de Urresti, el apoyo a dicha regulación subía ligeramente. De hecho, si consideramos complementariamente que el 41% de peruanos aprobaba al titular del Interior en enero, este porcentaje subía a 48% entre quienes veían con buenos ojos la reforma laboral juvenil.
En Lima, el 20% respaldaba la ‘ley Pulpín’. Entre quienes aprobaban a Castañeda en enero, el porcentaje de favorables a esta reforma se mantenía en ese mismo nivel. Pero entre quienes apoyaban la ‘ley Pulpín’, el porcentaje de aprobación a Castañeda bajaba del 68% a 63%.
Los defensores de la profundización de las reformas (pro-‘ley Pulpín’) tienden a simpatizar más con el ministro del Interior, mientras que son más críticos con el alcalde de Lima. De hecho, entre quienes aprueban a Urresti en Lima, la aprobación a Castañeda cae significativamente del 68% al 47%. No son diferencias decisivas (habría que seguir explorando), pero los datos revelan distancias entre quienes secundan a Urresti y a Castañeda. La creencia de que ambos políticos manejan un mismo populismo pragmático es cuestionable.
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