Dardo López-Dolz,Uso de la palabra
Analista
Cuando una empresa requiere un gerente, lo busca en el mercado, dentro del sector o área de experiencia requerida. Cuando un presidente busca un ministro, puede extraerlo de la “eficientísima” burocracia sectorial, lo que, además de reducir el ámbito de búsqueda, conlleva el altísimo riesgo de perpetuar todas las taras que un buen gobernante debe combatir, o extraerlo de una burbuja universitaria, de un cuartel o de un organismo internacional, probablemente con absoluto desconocimiento de la vida real. Debería poder hacer lo mismo, es decir, buscar entre los profesionales destacados que laboran en una empresa o institución del sector, o en empresas u organismos que brindan consultoría a una o más de estas, pero el fantasma del conflicto de intereses le acechará cada mañana.
¿Qué hacer, entonces, para salir de ese destructivo remolino que genera el deporte mediático del tumbalatas ministerial? Pues estudiar y legislar sobre lo que en otras partes funciona, como, por ejemplo, el endoso temporal obligatorio e inmediato de las acciones del negocio a un fideicomiso (real, no del cuñado, la esposa o el sobrino), acompañado de una prohibición absoluta de contacto (personal, virtual, social o telefónico) entre el funcionario y los administradores del fideicomiso y los clientes de su negocio mientras dure la función pública de este.
Debe además obligarse al funcionario a declarar cuando uno de los clientes concursa a alguna adjudicación de su sector, para una obligatoria supervisión ajena, para así no ser vista a priori como evidencia de corrupción.
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