10.NOV Domingo, 2024
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Opinión

“La justificación que se dio a política monetaria ultraexpansiva practicada a partir del 2008 fue viabilizar el desendeudamiento paulatino de algunas categorías de deudores evitando la deflación”.

En mi última columna comentaba que los bancos centrales de las mayores economías del planeta se resisten a retirar del mercado las gigantescas emisiones monetarias suministradas desde la crisis del 2008. En trece años, desde 2003 a 2016, las emisiones combinadas de los nueve principales bancos centrales han provocado un aumento en la liquidez primaria del 500%. De momento, solo el banco central de los EE.UU. –la Reserva Federal– ha dado el paso de iniciar el proceso de retirada, pero a paso de tortuga y con titubeos; a finales del 2015, subió la tasa de interés a la que presta a los bancos comerciales de 0.25% a 0.5%; era la primera subida desde el 2006. Dieciséis meses después, la tasa todavía está a 1%, muy por debajo del 3% como mínimo al que los expertos consideran que debía de estar en condiciones normales. El banco central europeo continúa con su política de barra libre, inyectando en el mercado 50 mil millones de euros por mes.

Dos características definen la política económica seguida desde la crisis del 2008: los excesos en política monetaria y los defectos en reformas económicas de fondo. Lo fácil e inmediato es siempre imprimir moneda, lo complejo y doloroso es adecuar las pensiones a una trayectoria de solvencia, flexibilizar el mercado de trabajo, racionalizar el gasto público social o reestructurar la administración pública o las empresas paraestatales por poner unos cuantos ejemplos. Los gobiernos han optado, con pocas excepciones, por el expediente fácil de la política monetaria.

El camino seguido, empero, no solo no ha ayudado a resolver algunos de los problemas que nos llevaron a la crisis del 2008, sino que los ha agravado. Uno de estos era el endeudamiento excesivo. La justificación que se dio a política monetaria ultraexpansiva practicada a partir del 2008 fue viabilizar el desendeudamiento paulatino de algunas categorías de deudores evitando la deflación.

Nueve años después, sin embargo, la realidad es que a nivel agregado el problema del endeudamiento ha empeorado, como lo constataba el FMI en su informe de octubre 2016 (http://www.imf.org/external/pubs/ft/fm/2016/02/fmindex.htm) en el que establecía que el monto de la deuda a nivel mundial –en relación al PBI– había alcanzado en 2016 punto más alto de la historia.*

*Como no hay deudor sin acreedor, la suma de todas las deudas y acreencias –la deuda neta– es cero. Me estoy refiriendo al monto de deuda bruta de los deudores netos.


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