Saltó a la palestra el indulto. El día de Navidad escribí en mi columna:
“Entre 1990 y 1996 se logró la estabilización de la economía, la reinserción del Perú en el sistema financiero internacional y la derrota del terrorismo. Grandes logros históricos que ningún otro ex presidente puede mostrar. Y a pesar de eso, en el reino de la impunidad y desmontado el mito del monopolio de la corrupción, el único que paga con cárcel, ya una década, es Alberto Fujimori. Detesto los movimientos políticos basados en el culto a la personalidad, pero en conciencia tengo que decir que el trato a Alberto Fujimori me parece inequitativo, injusto e incluso cruel. Me pronuncio a favor de que se le indulte”.
Las culpas son llevaderas cuando existe la posibilidad de designar a alguien para que pague por las de todos. Esa era la función del “chivo expiatorio” que, en el Levítico, es el personaje clave a quien trasladar la culpa para obtener perdón bíblico. Figura similar a la catarsis griega que redimía al espectador de las culpas por sus bajas pasiones al verlas representadas en los personajes de las tragedias quienes eran los que pagaban con sus castigos.
Las culpas están ahí y, como no se pueden hacer desaparecer, hay que buscar alguien en quien depositarlas para deshacerse de ellas. El chivo expiatorio del Perú contemporáneo es Fujimori. ¡Gran hipocresía!
Estamos constatando cómo la corrupción, manipulación de jueces y fiscales, compra de formadores de opinión y un largo etcétera son problemas de siempre, algo que, en cualquier caso, no es novedad para el ciudadano informado.
Y para muestra un botón; lean la cronología del Gasoducto del Sur que presentó ayer Juan Mendoza en su columna “Tres millones de razones”. ¿Cómo es posible que una estafa de estas proporciones haya pasado piola salvo para dos o tres analistas aguafiestas? Adivinen.
Fernando Rospigliosi explicaba ayer en EC los distintos ángulos desde los que el gobierno, el fujimorismo y el resto de la oposición evalúan un posible indulto a Alberto Fujimori. ¿Quién lo decide? ¿Ejecutivo o Congreso? ¿Qué efectos tendría en la correlación de fuerzas para el gobierno y dentro del fujimorismo? ¿Mejoraría o empeoraría la gobernabilidad del país?
Un análisis relevante y acertado. En mi opinión, sin embargo, la liberación de Fujimori es sobre todo un tema de agravio comparativo y por tanto de justicia. Hizo grandes aportaciones y ha pagado con creces por sus errores. Eso le diferencia de los otros.
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