25.NOV Lunes, 2024
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Opinión

“No se resuelven los problemas de la economía mundial y nadie sabe adonde nos lleva este experimento sin precedente histórico”.

Economista y asesor financiero

El pasado miércoles, el Banco Central de EE.UU. suspendía su programa de compras de deuda pública con emisión de dinero. El viernes, las bolsas respondían con júbilo a sendos anuncios de las autoridades del Japón: su banco central ampliaba su política de estímulos monetarios y, además , el fondo de pensiones público anunciaba que va a invertir más en acciones y menos en bonos. La bolsa japonesa se disparaba 5%, la brasileña 4%, las europeas 2–3%, etc. Todo indica que al central japonés pronto le seguirá el banco europeo con una nueva ronda de emisión monetaria; se habla de hasta un billón de euros.

¿Qué representan estas medidas para la economía mundial? ¿En cuánto cambian el panorama de crecimiento internacional que, con la excepción de EE.UU., es tan poco auspicioso? Bastante poco en cuanto a crecimiento y mucho en cuanto a aumento de los riesgos de inestabilidad financiera. El activismo monetario, que inicialmente fue un paliativo ineludible para impedir que la economía mundial cayera al abismo, se ha convertido en un expediente crónico, socorrido, oportunista y de acción descoordinada entre los principales bancos centrales. Al mismo tiempo no se consigue avanzar en la solución del problema de sobreendeudamiento que dio lugar a la “gran recesión” y la posterior mediocre recuperación, pues lo poco que se ha avanzado en reducción de las deudas privadas ha sido neutralizado por el ritmo de acumulación de las públicas.

El viernes, el yen se devaluaba 3% frente al dólar; el euro ha caído 10% en poco tiempo frente al dólar. Cambios drásticos de paridad que poco hacen por la estabilidad financiera mundial. Habrá que ver si EE.UU. acepta pasivamente estas tasas de apreciación del dólar o, puesto en otros términos, habrá que ver si el freno monetario de los EE.UU. es definitivo o meramente transitorio. No olvidemos que al Q1 le sucedió Q2, y a este Q3.

Hace unos meses el gobernador del Banco de Inglaterra, Mark Carney, comparaba la situación financiera actual con la que dio lugar a la crisis del 2008: “No se necesita ser un genio para ver que los riesgos hoy son similares” (Financial Times, 18- 03-2014). Recientemente, la directora del FMI, Christine Lagarde, sentenciaba que hay una “insuficiente toma de riesgos económicos y excesiva toma de riesgos financieros”, en otras palabras, poca inversión productiva y mucha especulación. Postrero acto de contrición sobre la prodigalidad monetaria desde el 2008, de la que el FMI ha sido tan connotado valedor hasta la fecha. No se resuelven los problemas de la economía mundial y nadie sabe adónde nos lleva este experimento monetario sin precedente histórico.


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