Enrique Castillo,Opina.21
ecastillo@peru21.com
La situación del ministro de Defensa es muy precaria. El público y vergonzoso enfrentamiento entre la FF.AA. y la PNP nos muestra su escasa capacidad para manejar situaciones límite o de crisis; y la negativa del presidente del Comando Conjunto a dejar el cargo ante su solicitud nos muestra de manera evidente que ha perdido toda la autoridad
–si la tuvo– frente a los uniformados.
No es este el apoyo y la colaboración que necesita el presidente que, como Jefe Supremo de las FF.AA. y de la PNP, ha sido severamente golpeado y su autoridad mellada. En las áreas militar y policial –en las que por especialidad, afinidad, identificación e interés, el presidente las manejaba directamente– se ha generado la mayor crisis de este gobierno, y es en ellas donde ahora se duda de la honestidad, credibilidad y lealtad de una serie de oficiales que mienten –porque alguien miente en todo esto– se acusan e insultan entre ellos.
No es más feliz el caso de algunos otros ministros que, ante cada crisis o hecho políticamente relevante, nos muestran su escasa pericia, su mal manejo y su poca capacidad política. El caso Fujimori es un ejemplo concreto.
Ojalá que el premier aproveche esta oportunidad de oro, y que el presidente se dé cuenta de que él también tiene ahora una brillante oportunidad para re-enrumbar las cosas, deshacerse de quienes le dicen solo lo que él quiere escuchar y hacer un gobierno con gente profesional y capaz. El Gobierno debe dejar de mirarse al espejo y debe empezar a mirar a través del cristal.
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