Ni de la COP21 ni de la COP22, etc.
La políticamente correcta protesta contra el cambio climático es parte importante de la ‘ideología’ de los grupos de poder del siglo XXI.
Está bien si vamos a procurar que nuestra naturaleza sea una fuente viva de biodiversidad y no un páramo muerto que se convierta en nuestro cementerio.
Está mal si se usa como medio y no como objetivo por quienes tienen frente a sí la atención del público.
Me temo que hay mucho de esto último, sobre todo por políticos y personajes de alto perfil. No creo ni en Al Gore ni en DiCaprio. No creo en expertos del clima a quienes les pagan para estudiar el cambio climático y dejan de lado enormes lagunas de información donde la variabilidad climática y el cambio climático tienen una difusa separación.
Hay un mar de dinero que se gasta inútilmente en estudios, eventos y gente que nada hace por mejorar nuestro compromiso con el planeta.
Si lo anterior no fuese cierto, Datum no revelaría el raquítico 8% de peruanos que saben qué es COP20. Es natural que la multiplicación de la civilización afecte el entorno. No puede ser de otra manera.
Si la información climática y el estudio de la naturaleza no ocupasen un espacio marginal en los colegios, nuestro compromiso con el planeta sería más auténtico.
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