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Alex Acuña: "Los músicos actuales no están haciendo historia"

“El arte se volvió una industria muy lucrativa. Cuando entran personas a trabajar en la música, se tergiversan muchas cosas porque ponen su inteligencia, pero no su corazón”.

Alex Acuña es uno de los bateristas y percusionistas más talentosos del país. (Alex Acuña)
Alex Acuña es uno de los bateristas y percusionistas más talentosos del país. (Alex Acuña)

El músico peruano más reconocido en el mundo se llama Alex Acuña. El percusionista tiene 70 años y a los 4 dio sus primeros pasos musicales. A los 10 años empezó su exitosa carrera al lado de su padre y hermanos, en su natal Pativilca. Este 29 de agosto vuelve al Perú para dar un concierto en el Gran Teatro Nacional, por los 20 años de Sonidos del mundo. Acuña dice y suena así.

Usted tocó en la orquesta de su padre Tropical Boys de los Hermanos Neciosup. ¿Qué música hacían?
Estamos hablando del año 54, cuando yo tenía 10 años. Tocábamos en Chancay, a veces en Lima y en la selva. Yo tocaba bongó, conga, timbales, la batería. A la gente le gusta el rock and roll, la salsa, el vals, la marinera, el landó, el festejo, la música brasileña, el jazz, la música clásica. Entonces, tocábamos toda esa clase de música. Mi papá era un gran profesor de música.

¿Qué consejos le daba su padre?
Mi padre les enseñó a mis hermanos mayores únicamente. Yo aprendí viendo cómo él les enseñaba. Aprendí algo de piano, trompeta, pero la percusión me llamó.

Usted era un niño genio.
Se puede decir prodigio. Cuando tocaba en las plazas de armas con la banda de mi papá y me daban un solo de bongó o timbal, la gente me tiraba dinero, como una forma de aprecio. Cuando tenía 16 años, en 1961, me vine a Lima.

¿Sus padres lo vieron triunfar?
Especialmente cuando toqué con Weather Report, que es la banda de jazz más grande de la tierra, y con Elvis Presley. Ellos tenían el presentimiento (de que iba a triunfar).

Dejó Perú para irse a tocar con Dámaso Pérez Prado.
Tenía 19 años. Pérez Prado fue a Lima y dijo que necesitaba un baterista. Habíamos dos, que éramos los mejores. Me recomendaron a mí porque estaba tocando en el show de Rulito Pinasco y en el Hit de la una. Pérez Prado me vio tocar y después de la primera canción, me invitó a tocar con él.

Usted es autodidacta. ¿Cómo se preparó al empezar el ascenso de su carrera?
Aprendí de las lecciones que mi padre les daba a mis hermanos. Después que terminé con Pérez Prado me fui a vivir a Puerto Rico, en el año 1965; tenía 20 años. Estuve dos años, me casé y nació mi primera hija. Y dije voy a estudiar para ser un músico profesional porque tengo que darle mejor vida y tuve que mentir para entrar al Conservatorio. Dije que había terminado el High School (secundaria), cuando en realidad solo estudié hasta el quinto año de primaria. Y bueno, me aceptaron. Solamente estuve tres años, porque empecé a viajar.

Es un baterista con mucho corazón. ¿Es más importante que la técnica?
Los dos. Se necesita estudio, perseverancia, disciplina y, sobre todo, el amor por la música. Me levanto a las seis y media de la mañana, todos los días, a practicar, a leer, a escribir, a componer. Siempre estoy detrás de la música, que es como un amor. La pasión cambia, el amor no.

Usted ha tocado con todos los grandes de la música. ¿Le falta alguno?
(Risas). Es más fácil decir con quién no he tocado. Los músicos que admiro ya han fallecido, como John Coltrane o Miles Davis, aunque toqué un poco con él. Lo hice con Celia Cruz y Tito Puente. Imagínate, después que uno toca con esos grandes, que son íconos, gente que queda para la historia. Los músicos actuales no están haciendo historia. Es como un vaso plástico, que lo usan para dos, tres tragos y después lo botan.

¿Y por qué pasa eso?
El arte se volvió una industria muy lucrativa. Entonces, cuando entran personas a trabajar en la música, se tergiversan muchas cosas porque ponen su inteligencia, pero no su corazón. Hoy la balanza está más pesada para el lado del ‘marketeo’, de cómo pueden ganar más dinero, meterse los millones de dólares fáciles. Los jóvenes quieren crecer como músicos, pero no quieren estudiar, quieren un hit para hacerse ricos, millonarios y empiezan a rapear con lo que está de moda.

O aquellos músicos que viven de sus éxitos de hace más de 20 años y ya no producen nada.
En esta vida vamos a lograr ver la vuelta al círculo. Es más, ya se nota, aquí mismo en Los Ángeles y Nueva York, que son lugares donde se cultiva mucha música, se está viendo que la gente quiere volver a escuchar el arte. Ese es mi sueño… Cuando me preguntaste con quién me gustaría tocar, pues con mis músicos peruanos en el Perú. Y me alegro porque el Perú está empezando, han puesto facultades (de música) en varias universidades, por ahí se empieza.

¿La música peruana tiene el mismo potencial que la gastronomía?
Claro que sí, pero depende de todos en apoyarla, no solo los músicos sino el gobierno. No se trata de volvernos nacionalistas sino enfatizar que nos agrade nuestra cultura. La música peruana tiene que ser reconocida en Estados Unidos. Cuando sea reconocida allí, será reconocida en toda la tierra. Tenemos que compartir nuestra cultura.

El cajón es nuestro instrumento más exportado…
El cajón yo lo traje a EE.UU. y lo grabé con Chick Corea y Paco de Lucía, en el año 1982. Además, una compañía me contrató para hacer el cajón, yo les dije que tenía que hacerse en el Perú, con madera peruana, mohena, y se hizo el modelo de Alex Acuña y es el cajón que más se vende en la tierra. Y hoy el cajón es un instrumento que se puede usar en cualquier tipo de música.

El 29 será su primera vez en el Gran Teatro Nacional.
Y qué bueno que voy a tocar con músicos peruanos y el flautista puertorriqueño Néstor Torres. ¿Sabrás que tengo raíces puertorriqueñas? Mis tres hijos mayores son boricuas. Todos mis hijos son músicos. Mi nieto mayor, con 18 años, será percusionista. Empezó a tocar cuando tenía un año. Tengo nueve nietos. Todos tocamos. Mi esposa es pianista y cantante.

La música ha invadido su vida.
Viene desde mi padre Fernando Neciosup. Fue el primer músico. Todos somos músicos por naturaleza.

AUTOFICHA

■ “Fui uno de los precursores de la música moderna peruana. Hice los Hijos del Sol en 1989. Esa fue la vez que Eva Ayllón salió para el mundo. Nosotros elevamos su carrera y de muchos como Perú Negro, Caitro Soto”.

■ “He trabajado al lado de estrellas como Tina Turner, U2, Paul McCartney, Joni Mitchell, Juan Gabriel, Luis Miguel, Plácido Domingo, la Orquesta Sinfónica de Londres, entre otros”.

■ “El 29 de agosto, en el Gran Teatro Nacional, estaré con los hermanos Stagnaro, Óscar (bajo) y Ramón (guitarra), y el pianista venezolano Ottmaro Ruiz, además del flautista puertorriqueño Néstor Torres”.

Por Mijail Palacios Yábar (mpalacios@peru21.com)


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