Jean Pierre Magnet,Músico
Autor: Gonzalo Pajares.
gpajares@peru21.com
A sus 60 años, Jean Pierre Magnet se siente como un adolescente: lleno de energía y creatividad y, sobre todo, vigente. Con Serenata en los Andes, su grupo, ya ha tocado en Bogotá y Nueva York, y en febrero estará en París y, luego, en Zúrich. Calentando motores para este acontecimiento, acaba de publicar Gozando al Perú (Cernícalo Producciones), una experiencia auditiva que no debemos perdernos. ¿La razón? Hoy, Jean Pierre tiene la capacidad de transformar el Perú en música.
El documental de la Marca Perú se inicia con un tema tuyo…
Ese tema se llama Princesita huanca y, gracias a Dios, fue elegido para ese documental. Me siento un privilegiado por esta situación. Yo fui a la agencia que hizo el trabajo y les pregunté por qué eligieron mi canción, y me dijeron que sus sonidos reflejaban y representaban al Perú. Y tienen razón, durante los últimos seis años me he dedicado a Serenata al Perú que, para mí, no solo es un grupo musical sino el Perú mismo, que es mi fuente de inspiración. Mi objetivo es difundir esta música dentro y fuera de nuestro país. En esta tarea no solo he invertido mi dinero –he vendido hasta mi camioneta– sino también mi tiempo, mi corazón y mi vida. Por eso, haber sido seleccionado para representar al Perú en ese documental fue todo un premio.
Yo siento que tu música nos da un sentido de pertenencia, no solo a un espacio físico sino emocional…
Es correcto lo que dices. No hago las cosas para agradar, yo trabajo muy libremente.
A nivel musical y emocional te has llenado del Perú…
Tuve la suerte de salir del Perú a los 20 años. Estuve, durante nueve años, en Buenos Aires, Mississippi, Boston y California. Me fui a estudiar Economía y abandoné la carrera al segundo año. Por entonces tocaba con Traffic Sound, a quienes les dije que debíamos dedicarnos por entero a la música, al rock. Ese espíritu aventurero y apasionado, ese ímpetu juvenil –que para mí es un tesoro–, felizmente, los mantengo hasta hoy. Pero todos –muchos de ellos hoy millonarios que me envidian porque hago lo que quiero– me dijeron “no” (ríe). No me importó. Yo era muy creativo, pero no sabía canalizar mi creatividad. Por eso me puse a estudiar, para poner mi música en partituras y profesionalizarme. Yo no sabía qué era un acorde, una escala.
Afuera encontraste el jazz…
Yo amo tanto el jazz que lo sigo tocando y hasta formé Perujazz, pero en un determinado momento sentí que, a pesar de que es preciosa y la amo, no era mi música, que jamás podría ser un jazzista internacional, que un intérprete de New Orleans siempre la tocaría mejor que yo porque ella está en su sangre.
Los sonidos vienen con la tierra, con la cultura…
Así es. Por eso en Perujazz, con mi amigo ‘Manongo’ Mujica, empezamos a hacer ritmos peruanos. Esto me permitió pararme al costado de grandes estrellas como Sting, y no tocando ‘su’ música, sino la nuestra. Uno toca mejor lo que conoce, con más confianza, con más seguridad, con más emoción… y de eso, precisamente, trata la música.
Si Serenata en los Andes es lo mejor de ti, ¿qué representan tus pasos por Traffic Sound y Perujazz, por ejemplo?
Todo lo que aprendí lo aplico en Serenata en los Andes. Has mencionado a Traffic Sound y a Perujazz, pero también he tocado con Eva Ayllón, en Los Hijos del Sol, en La Gran Banda, etcétera. Por ejemplo, al arpista de Serenata, Luciano Quispe, lo incentivo a que improvise como se hace en el jazz, algo que no es usual en la música andina.
¿Cómo se hizo andino un niño como tú que creció en los jardines del Country y en el desierto de Cañete?
(Ríe). Sí, pues, es rarísimo. A veces Luciano me dice: “Jean Pierre, esta canción tuya se parece a una que escuché en tal lugar de la sierra. ¿Cómo la has hecho?”. “No lo sé”, le respondo, pero ahora que lo pienso, en mi infancia yo escuchaba mucha música folclórica en la radio con las empleadas del Country. Y lo mismo me pasaba en Cañete, donde se celebraban muchas fiestas patronales.
¿Por qué escogiste el saxofón como instrumento?
Porque su aspecto es bellísimo y porque siempre me atrajo la melodía, y el saxo es un instrumento netamente melódico. Además, en las orquestas de moda había grandes saxofonistas, y no solo allí, también en las grandes bandas de rock, como Los Cometas o el grupo de Elvis. Y no hablemos del valle del Mantaro, que está lleno de bellísimas melodías hechas con saxofón.
¿Alguna vez pretendiste ser un virtuoso del saxo?
Nunca. Yo conozco mi lugar.
¿Cómo le explicas a la gente que el mejor músico no es necesariamente el mejor instrumentista?
La diferencia entre uno y otro es la creatividad. Yo la tengo y ella me ha salvado de caer en la paranoia de muchos músicos: se comparan con el virtuoso y se joden (risas).
AUTOFICHA
- Crecí en el Country y en una hacienda cañetana. Por eso, desde pequeño supe apreciar el campo y su espíritu. Empecé a escuchar huaynos en casa, con las empleadas.
- Comencé a tocar música a los nueve años. Como era muy tímido, no bailaba, me escondía debajo de las orquestas y, desde allí, oía la música.
- Comencé a tocar música a los nueve años. Como era muy tímido, no bailaba, me escondía debajo de las orquestas y, desde allí, oía la música.
Si te interesó lo que acabas de leer, recuerda que puedes seguir nuestras últimas publicaciones por Facebook, Twitter y puedes suscribirte aquí a nuestro newsletter.