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Opinión

“No conozco a Sergio Burga, de modo que decidí investigarlo y encontré otro tuit muy violento y amenazador contra el periodista Aramís Castro”.

Hace un par de días fui etiquetada en el Twitter por el señor Sergio Burga Álvarez, quien adjuntó un link con una investigación sobre homosexualidad: basada en sus propios estudios, la sicóloga Lisa Diamond afirma que no se nace gay. Sergio Burga escribió, burlándose de mi orientación, en tono de triunfo, que yo podía “volver a ser heterosexual”. Yo misma soy de la idea de que la homosexualidad puede ser, y muchas veces es, una opción, y que el argumento para defender nuestros derechos jamás debería ser “no es mi culpa, así nací”, porque plantea una compasión innecesaria, ya que las libres opciones también se protegen con leyes… de modo que el supuesto descubrimiento de Diamond debería tenernos sin cuidado. Sin embargo respondí el tuit de Burga con palabras muy fuertes, porque me indignó su motivación, absolutamente violenta. Pero él continuó atacándome y me ofreció presentarme a un tal Everardo Martínez para que me “reoriente”, un sicólogo mexicano mercachifle que publica videos en YouTube explicando cómo “derrotar” la homosexualidad.

No conozco a Sergio Burga, de modo que decidí investigarlo y encontré otro tuit muy violento y amenazador contra el periodista Aramís Castro, con quien también decidí conversar. Resulta que Aramís publicó, hace dos años, un valiente informe que vincula a Burga Álvarez con un escandaloso lobby hecho en el Congreso durante el 2014 contra la ley universitaria, e incluso señala que fue investigado en lo fiscal por un presunto cobro de 114 mil soles a la Universidad Católica San Pablo de Arequipa, a cambio de bloquear el avance de la ley, valiéndose de su condición de lobbista informal (pues también me entero de que ese rarísimo oficio requiere estar inscrito en registros públicos para ser legal, y resulta que Burga no lo está). El tuitero de las malas intenciones, que, sin embargo, se autodefine promotor de la vida, la familia y la moral, es sospechoso de intentar traerse abajo una ley creada para proteger a todos los estudiantes peruanos de la corrupción de ciertas universidades y velar por la calidad educativa por encima de la usura.

Solo me queda decir, acerca del señor Sergio Burga Álvarez, que igual que su presunto lobby contra la nueva ley universitaria, su actual lobby contra los homosexuales está dando tan pocos frutos, que muchos igual nos estamos casando, fuera o dentro del Perú, legal o simbólicamente, como nos plazca a cada quien, e incluso estamos formando familias, pues no vamos a seguir esperando de brazos cruzados la ley de unión civil que él ahora también intenta bloquear, quién sabe, a cambio de una jugosa suma.


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