22.NOV Viernes, 2024
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Opinión

“Letona es una mujer inteligente, se nota, pero tenía 14 años en 1992 y probablemente no le afectó tanto lo vivido”.

Los periodistas que han entrevistado a la congresista Letona acerca de su proyecto de ley de control de medios gritan demasiado y no la dejan hablar, lo cual no ayuda, de modo que intento analizar con calma esta propuesta tan extraña. Que saltemos es normal, puesto que estamos alterados por lo vivido este verano interminable, entre los aluviones de corrupción y los que ahora mantienen a unas 100 mil personas con el agua hasta el cuello. Pisemos o no el barro, todos estamos dolidos y alterados. Y además tenemos memoria.

Una de las respuestas de Letona a la avalancha de cuestionamientos es: “A mí me han elegido para legislar a los medios de comunicación, a los medios de comunicación no los ha escogido nadie”. Mmm, no tanto pues. Suena bien, pero lo cierto es que no todos la hemos elegido y más bien su proyecto sí nos afecta a todos. Un medio de comunicación es opcional y su supuesta influencia sobre nuestros gustos depende del control remoto, del diario que decidamos comprar o de un simple clic. A los congresistas, en cambio, incluso a los que no hemos elegido, hay que aguantarles proyectos de ley absurdos o amenazantes, corrupción, cortinas de humo y hasta descalificaciones morales e insultos en nombre de un Dios cuya existencia no pueden probar (exactamente igual a un medio inescrupuloso que informa sin pruebas), pero además tenemos que pagar su sueldo con nuestros tributos. Como si eso fuera poco, el hecho de estar involucrados en investigaciones por corrupción o lavado de activos no es un impedimento para que candidateen y menos para que ejerzan. Entonces, sería mucho más creativo limpiar la propia casa antes que proponer fumigar la del vecino.

Pero bueno, lo anterior tampoco es lo que más saca de quicio a los periodistas que se sienten amenazados. Úrsula Letona es rápida en sus respuestas y estoy segura de que cree en lo que propone y eso es valioso, sin embargo se queda sin argumentos cuando le recuerdan el autogolpe del 5 de abril de 1992 y cómo los militares con fusiles tomaron control de los medios de comunicación, obligando a los diarios a titular como querían Fujimori y Montesinos. Letona es una mujer inteligente, se nota, pero tenía 14 años en 1992 y probablemente no le afectó tanto lo vivido. Suele pasar con la nueva generación de fujimoristas. Pero además –y esto ya no es atribuible a su generación– declaró hace unos meses al diario Ojo que es una “pisada”, que su esposo lee sus chats en el WhatsApp y que le había prohibido hacer una sesión de fotos para la entrevista. Y no pues, eso ya no es tan valioso.


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