22.NOV Viernes, 2024
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Opinión

“Los niños que han estado siento tratados con aceite de cannabis no pueden esperar retorciéndose de dolor a que en el Congreso empiece la ridícula discusión moral”.

En medio de este indecoroso festival de escándalos por corrupción, lavado de activos, sobornos, tiradas de dedo, ex presidentes requeridos en la cana, y el descarado pánico de cierta fauna parlamentaria ante la sensata negación de la Fiscalía de compartir los detalles de la investigación sobre el caso Odebrecht, sale a la luz un tema que no había tenido cobertura, pese a reiteradas manifestaciones de madres desesperadas. La asociación Buscando Esperanza, formada por un grupo de madres que han recurrido al aceite medicinal de cannabis para atenuar los terribles síntomas de sus hijos epilépticos o con cáncer, ha sufrido el allanamiento de un pequeño laboratorio donde se dedicaban a preparar el milagroso remedio, o por lo menos alivio. Si bien estas mujeres, con sus hijos incluidos, ya se habían manifestado varias veces frente al Ministerio de Salud sin conseguir ser atendidas, lo cierto es que ahora sí tienen el foco de atención, pero por el morbo mediático de haber sido pescadas como si fueran delincuentes, y lo peor es que se han quedado sin la urgente medicina, hasta que los poderes Legislativo y Ejecutivo determinen si se legaliza o no su uso.

La creación del proyecto ya es una voluntad anunciada. Y no voy a hablar aquí del contenido moral de la legalización para uso recreativo porque simplemente me importa un comino lo que hagan los adultos con sus narices o pulmones, y porque el alcohol, visto hoy como algo tan civilizado, fue tan perseguido como lo que es, una droga más, hasta ser legalizado gracias a lobbys, como siempre.

De modo que esa discusión, en este momento, es un estorbo. Lo urgente es plantearnos la siguiente interrogante: ¿De dónde van a sacar las mamás el aceite de CBD para sus hijos hasta que el interminable proceso de aprobar una ley (altamente controversial en países cucufatos como el nuestro) dé frutos?
Mientras tanto, los niños que han estado siendo tratados con aceite de cannabis no pueden esperar retorciéndose de dolor a que en el Congreso empiece la ridícula discusión moral acerca de dar este importantísimo paso. No me quiero imaginar a los legisladores fanáticos de siempre invocando a dioses contra demonios mientras nuestros niños padecen síntomas terribles, sin que eso importe a los medios, distraídos por la absurda mechadera política de siempre. Por favor, no. Estamos ante un tema urgente y la solución es humana, científica, técnica, en todo caso, pero es urgente y de ninguna manera debe viciarse entre otorongos capaces de lo que sea con tal de distraer al país de la rendición de cuentas que les toca, por mafiosos.


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