Señora Fujimori, ya estuvo bueno. A usted y su bancada se les ofreció el arresto domiciliario de su padre y lo despreciaron, luego se dedicaron a bajarse a uno y otro ministro, argumentando razones que tienen que ver con recelos pero no con mejoras. Hasta hace poco la mayoría seguía el espectáculo político que usted suele generar, pero cada vez es menor la audiencia porque nos estamos cansando de su rabieta. Usted ha sido niña también, de modo que sabe muy bien a qué me refiero: a boicotearlo todo cuando no se consigue lo anhelado. El problema mayor es que ese anhelo ya nada tiene que ver con nuestro bienestar, porque no es el poder lo que nos conduce al desarrollo, sino la acción, y para eso se necesita parar la rabieta.
Cuando fue candidata hizo un buen trabajo, dentro del juego político y sus particulares reglas. Aun así perdió, pero logró una representación parlamentaria envidiable… ¿no es esa una buena noticia? Debería serlo para alguien que sustenta su discurso en un supuesto amor por el Perú, pero parece que no lo es, porque su bancada no legisla, disculpe: solo jode. Y con esto no pretendo defender al oficialismo, qué va, pero sí a un país que también es mío y al que amo, como muchos.
Ni siquiera durante los desastres por el Niño Costero pudo demostrar amor, no, usted habló de cómo lo hubiera hecho si “fuera gobierno”, como si no tuviera a más de 70 representantes en el poder… pero además fue hipócrita, porque yo estuve en las zonas más afectadas de Piura poco antes del diluvio y lo único que usted había hecho era propaganda política. Vi su cara en paneles muy llamativos hasta en el centro poblado más aislado, pero no vi un solo letrero naranja previniendo a la gente sobre el peligro de construir en zonas vulnerables. ¿Qué le costaba, a una agrupación tan fuerte como la suya, una acción tan sutil pero tan importante?
Usted, señora Fujimori, se quedó por muy poquito, casi la hace, pero una vez más ganó el voto preventivo, el miedo. Miedo que no es irracional –como sí lo son las rabietas– sino más bien postraumático, pues lo aprendimos hace más de veinte años.
Pero bueno, digamos que para poder avanzar es momento de pasar la página… Ok, entonces deje de promover la mentira, el chuponeo, la amenaza, el atropello, la censura. Porque de lo contrario no habremos aprendido nada acerca del daño que le hace la inestabilidad política al país, la falta de proyección, ese no saber dónde estallará la próxima “bomba”. Por usted misma, ya estuvo bueno.
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