22.NOV Viernes, 2024
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Opinión

“Y ya que tal iglesia está sembrada en el Congreso, no debe llamarnos la atención su desesperación por darle al Perú permiso para odiar”.

La alianza del fujimorismo con la iglesia evangélica se oficializó hace un año, entre primera y segunda vuelta, cuando su lideresa se reunió con una serie de agrupaciones ante 4 mil personas para firmar un acuerdo político/eclesiástico de esos que deberían estar prohibidos por ley, si nos tomamos mínimamente en serio que somos un Estado laico. En el documento oficial la candidata se compromete a rechazar la unión civil. Su rechazo contradecía el discurso en Harvard meses atrás, pero no importa, todo vale en campaña. El peligro es que la lideresa en cuestión siempre, y desde hace más de 10 años, está en campaña. Lo cierto es que la reunión de los evangélicos con la candidata terminó un poco mal, pues le dieron demasiado micro a un tal pastor Santana que se despachó contra los homosexuales diciendo que eran una aberración, delincuentes, portadores de enfermedades venéreas y una serie interminable de calumnias.

Pero el problema tampoco es Santana, que no tiene cargo político. El mal mayor es que, con o sin él, el ala más fanática de la iglesia evangélica ya está instalada en el Legislativo, producto de ese pacto que vino con una factura que tenemos que pagar los demás, y que busca institucionalizar el odio en nombre de Dios. En el Hall de los Pasos Perdidos (pomposo nombre, pero nunca tan oportuno) se escuchó esta semana al congresista de FP Juan Carlos Gonzales Ardiles decir que ellos no son homofóbicos… pero es mentira. Gonzales es uno de los pastores más reconocidos de Agua Viva, la millonaria Comunidad Cristiana que prestó sus instalaciones para la reunión del abusivo pacto el año pasado, permitiendo un discurso homofóbico muy violento que él no se tomó el trabajo de censurar.

Y ya que tal iglesia está sembrada en el Congreso, no debe llamarnos la atención su desesperación por darle al Perú permiso para odiar. No olvidemos a Rodolfo González, el cuco detrás de este afán por mermelear con el odio. González es el presidente del Movimiento Misionero Mundial, cuya filial peruana es dueña de 133 inmuebles en Lima y Callao, controla la señal de radio y TV Bethel en 37 provincias del país y administra 21 colegios a nivel nacional. El pastor González, fan de la eterna candidata, es uno de los promotores más extremistas de la evangelización de nuestras leyes. Pero además viene siendo investigado por la Fiscalía por ser ampayado, hace un mes, promoviendo matar a las personas de orientación sexual distinta y ese delito, bajo el marco del D. Leg. 1323 de crímenes de odio, podría llevarlo a prisión si el inconveniente decreto no se deroga.


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