Lágrimas de cocodrilo

De héroe a villano. Oscar Pistorius se derrumbó tras ser acusado del crimen premeditado de su novia, Reeva Steenkamp. Vestido con un traje oscuro, el atleta discapacitado compareció con la cabeza gacha ante el magistrado Desmond Nair. Tras la acusación, no pudo más y comenzó a llorar tapándose la cara. “Tómeselo con calma. Tome asiento”, le dijo Nair.

El juez accedió entonces a la petición del abogado de Pistorius, Barry Roux, de posponer la vista hasta el martes.

Los fiscales dijeron al tribunal que el ídolo sudafricano planeó eliminar a su pareja. No dieron valor a la hipótesis de que Pistorius confundió a la modelo con unos ladrones. Según la Policía, los vecinos escucharon ruidos antes de los disparos e incidentes domésticos en los días previos.

A través de un comunicado de sus familiares y su agente, el primer doble amputado que compitió en unos Juegos Olímpicos rechazó el cargo “de forma contundente”. Igual, podría recibir cadena perpetua.

Pistorius ganaba 2 millones de dólares por contratos con sus patrocinadores (el fabricante de gafas Oakley, el diseñador francés Thierry Mugler, entre otros). Era un ídolo total. Hoy es, para todos, un asesino.

TENGA EN CUENTA

- Pistorius está en “un estado mental extremadamente traumatizado”, dijo su abogado. No pidió una fianza y la sesión se aplazó hasta el 19 de febrero.

- Esta semana, Reeva Steenkamp tenía que dar una charla en una escuela de Johannesburgo sobre la violencia contra mujeres.