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Opinión

Su última entrega es una estupenda muestra de humor e irreverencia que retrata a medio centenar de damas y damiselas peruanas.

Guillermo Niño de Guzmán,De Artes y Letras
Escritor

El libro titulado 50 peruanas de bandera, que acaba de publicar Planeta, está causando un saludable revuelo por su frescura y desparpajo. Su autor es Hernán Migoya, quien ha dejado su Cataluña natal para venir a residir entre nosotros, donde al menos no tiene que tropezar con una exasperante prédica nacionalista a la vuelta de cada esquina. Su última entrega literaria es una estupenda muestra de humor e irreverencia que retrata a medio centenar de damas y damiselas peruanas, desde la canónica diva Yma Súmac y la eterna miss Universo Gladys Zender hasta la incombustible Tigresa del Oriente y las reinas del tafanario Vanesa Tello y Tilsa Lozano, pasando por un variopinto conjunto de la farándula en el que Tula Rodríguez, Magaly Solier y Angie Jibaja alternan con Claudia Cisneros, Dina Páucar, Mónica Sánchez, entre otras famosas.

Hernán Migoya siempre estuvo fascinado por la cultura popular. Comenzó como guionista de historietas y ha acumulado varios galardones por sus aportes al género. Por otra parte, su gracia y desenfado dieron origen a un libro muy ocurrente, dedicado a cinéfilos y erotómanos. Nos referimos a ¡Desnudas!, donde registra a todas aquellas estrellas de primera y segunda fila que han aparecido en cueros y las películas que muestran sus encantos (¡con una minuciosa clasificación que detalla la parte del cuerpo exhibida!).

La irrupción de Migoya en la literatura resultó polémica, pues fue sometido a un linchamiento mediático a raíz de su colección de cuentos Todas putas, publicada en 2003. A su editora, que ostentaba un importante cargo gubernamental, se le acusó de difundir un libro que denigraba a la mujer. En realidad, sus detractores pretendieron ignorar que era una obra de ficción para tramar una denuncia política. El escándalo que se armó fue tal que el mismísimo Vargas Llosa decidió intervenir para poner al descubierto la burda maniobra y alertar sobre la amenaza contra la libertad de expresión implícita en los denuestos.

Ahora Hernán Migoya ha alborotado nuestro medio pacato e hipócrita con un libro provocador y desopilante como 50 mujeres de bandera. Como bien ha señalado Patricia del Río, este divertimento no es en absoluto un alarde de machismo, sino, por el contrario, un entusiasta homenaje a las féminas locales. A su pluma fina y mordaz, el fabulador suma una notable inventiva y pirotecnia verbal, y se las arregla para exaltar los atractivos e ironizar sobre las contradicciones y “disfuerzos” de una galería de peruanas para todos los gustos. Sus retratos son pícaros y chispeantes, pero tocan más carne de lo que parece. El escritor asume los deseos y fantasías de innumerables ‘pipilépticos’ peruanos y, de paso, nos enseña a reírnos de nosotros mismos.


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