Escritor
Una de las canciones más desgarradoras que solía entonar Billie Holiday, cuyo centenario se conmemora este año, es “Strange fruit” (“Fruta extraña”). Grabó dos versiones, en 1939 y 1944, pero la cantó en muchas ocasiones. Billie ponía tanta emoción e intensidad en su interpretación que dejaba sin aliento a la audiencia. Sin embargo, se trataba de una pieza polémica que no podía cantar en cualquier lugar, sobre todo en el sur de Estados Unidos.
La letra de la canción se refiere a una extraña fruta que pende de un árbol y que en realidad es el cuerpo de un negro que ha sido ahorcado impunemente, aunque nunca se habla de linchamiento. Fue concebida como una denuncia del racismo que prevalecía en Estados Unidos y se convirtió en un emblema del movimiento por los derechos civiles. Después de Billie Holiday, otros vocalistas de jazz siguieron su ejemplo, pero ninguna versión causaría tanta conmoción como la suya. No está de más recordar que, debido al color de su piel, la cantante sufrió reiteradas afrentas y humillaciones. De ahí que cantar “Strange fruit” fuera considerado un acto de provocación.
“Los árboles sureños dan frutas extrañas, sangre en las hojas y sangre en la raíz, cuerpos negros que se balancean con la brisa del sur, frutas extrañas que cuelgan de los álamos”, reza la primera estrofa de este tema controversial que, pese a la creencia popular, no fue compuesto por Billie Holiday. Ella sembró la confusión cuando, en sus memorias, insinuó que había participado en la musicalización del texto original. Pero la verdad es otra. “Strange fruit” era un poema de un profesor de secundaria del Bronx, Abel Meeropol, quien lo publicó bajo el seudónimo de Lewis Allan en un periódico sindical en 1937 y, más adelante, le puso música. Según reveló, decidió escribirlo a raíz del impacto que le produjo la fotografía de un linchamiento. Cuando la composición emergió como una canción de protesta, Billie Holiday se entusiasmó y la estrenó en el Cafe Society de Nueva York una noche de 1939, lo que suscitó un tremendo alboroto.
Al año siguiente, Abel Meeropol fue interrogado por las autoridades, que querían averiguar si el Partido Comunista le había pagado para que escribiera “Strange fruit”. Por su parte, Billie Holiday también pasó dificultades para grabar el tema. Su disquera, la prestigiosa Columbia, se negó a hacerlo, al igual que su productor John Hammond, por temor a represalias. Pero ella batalló hasta lograr que un sello alternativo editara el disco. Se vendió un millón de copias. “Strange fruit” marcó un hito en la trayectoria de Billie Holiday, la cantante de jazz más influyente de todos los tiempos. En 1999, la revista Time la consagró como “la canción del siglo”.
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