Economista
Las medidas elaboradas por el ministro Segura tienen el potencial de finalmente dar un vuelco positivo a las expectativas empresariales y las de los consumidores.
Las medidas otorgan mayor capacidad de gasto para inversión y mantenimiento en todos los niveles de gobierno e incentivan el consumo a través de un importante cambio en el impuesto a la renta de las personas dependientes e independientes al modificar la escala de tasas dándole más progresividad (paga mayor porcentaje quién más ingresos tiene), con énfasis en favorecer a aquellos contribuyentes de bajos ingresos. Ello liberará recursos para el consumo de gran cantidad de peruanos al elevar el umbral a partir del cual se empieza a aplicar la tasa del 15%. Al mismo tiempo retiene una tasa menor (8%), de manera que no los exonera de la obligación cívica de tributar.
La rebaja progresiva de la tasa impositiva a las empresas desde el 30% al 26%, conjuntamente con el aumento de la tasa que afecta el pago de dividendos, es una manera inteligente de incentivar la reinversión manteniendo inalterada la tasa para el total de la parte de las utilidades que se distribuye. Sin duda, el incentivo a la reinversión va a contribuir a que en el 2015 la inversión privada, que cayó este año, vuelva a crecer.
A mi juicio esta medida debe ser complementada con un esfuerzo por sacar adelante proyectos importantes en infraestructura, minería y energía que se encuentran trabados. Se trata de un esfuerzo que va más allá de lo que pueda hacer el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF). Se requiere un compromiso del presidente y todo su gabinete porque, desafortunadamente, los obstáculos que enfrenta la inversión privada se encuentran en áreas de responsabilidad asignadas a demasiadas instancias y organismos; desde los ministerios del Ambiente, Cultura, Trabajo, Energía y Minas, Transporte y Vivienda hasta organismos dependientes de la Presidencia del Consejo de Ministros, municipalidades y gobiernos regionales. El destrabe de proyectos aunado a las recientes medidas marcaría un punto de inflexión en las expectativas empresariales.
Igualmente, se debe aprovechar todo el margen de rebaja en el precio de los combustibles y no restringirlo, como se ha hecho, a un sacrificio fiscal grande al rebajar el ISC mientras que el oligopolio petrolero rebaja sus productos de manera exigua.
Finalmente, creo que el esfuerzo realizado en dar más flexibilidad laboral ha pecado de tímido, quizá por temor a la reacción en un Congreso donde el gobierno ha perdido fuerza por la deserción de muchos de sus parlamentarios y por el escaso margen de concretar con otras fuerzas debido al ambiente de crispación entre grupos políticos.
El principal problema del mercado laboral no es el de los denominados sobrecostos; es, más bien, el que se deriva de la inflexibilidad en la contratación y el despido. Dentro de las medidas propuestas no se resuelve el tema de estabilidad laboral absoluta impuesta por el fallo del Tribunal Constitucional referente a reposición del empleo.
En resumen, el MEF ha hecho todo lo que puede hacer para cumplir con su compromiso de crecer 5.5% en el 2015. Resta que el resto del gobierno ejerza similar liderazgo.
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