22.NOV Viernes, 2024
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Opinión

“Con el respaldo del presidente Correa, que se expresa en una inversión mayor a US$1,000 millones, se construye Yachay”.

Mientras que en el Perú nuestro presente está plagado de ataques de todo calibre y cada vez más procaces entre nuestros políticos, y nuestro futuro se presenta sombrío porque seguimos dependiendo de los precios de nuestras materias primas, que día a día pierden más valor porque las empresas globales las van sustituyendo por productos que poseen mayores y mejores características, Ecuador ya ha comenzado a recorrer el camino correcto hacia un futuro donde ya no dependerá del petróleo, del banano o de la pesca para generar riqueza.

Con el sólido respaldo del presidente Rafael Correa, que se expresa en una inversión mayor a los US$1,000 millones, se viene construyendo Yachay, conocida como la ciudad del conocimiento, a 150 km al norte de Quito, que, con sus 4,500 ha, ya se está convirtiendo en el polo de desarrollo de la nueva economía ecuatoriana.

Yachay no es un simple parque tecnológico, de esos que abundan alrededor del mundo, sino que integra laboratorios de investigación, desarrollo e innovación, con una universidad de excelencia, donde 40 PhD, de diferentes nacionalidades y algunos ecuatorianos repatriados, formarán la nueva generación de científicos e ingenieros del vecino del norte, a lo que se suma una zona económica especial donde se instalarán empresas de base tecnológica que explotarán al máximo el conocimiento que surja de los laboratorios.

Y todo ello dentro del más estricto planeamiento urbano moderno, que incluye una dotación completa de servicios públicos de alta calidad y una zona de esparcimiento amigable con el medio ambiente. ¿Se imaginan 2,000 ha de áreas verdes dentro y alrededor de la ciudad?

Uno puede ser crítico, y con razón, de las formas poco democráticas del presidente Correa en relación al ejercicio de las libertades de prensa y expresión en su país, pero considero que la forma en que está encaminando al Ecuador hacia la era de la tecnología consciente que vivimos va a marcar distancia con los demás países de América del Sur. ¡Cuánto me gustaría ver una ciudad similar en Huacho o en Cañete! Estamos aún a tiempo de construirla.


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