Por mi calidad de prospectivista, siempre me preguntan cuál será el resultado de las elecciones de abril. Como no tenemos una bola de cristal, lo que podemos hacer es aplicar ciertas reglas de análisis para explicar los diferentes escenarios que se pueden presentar en la primera vuelta.
Para ello, podemos usar las técnicas de marketing que tan magistralmente maneja Rolando Arellano, y así tratar de descubrir en cuántos segmentos de mercado podemos dividir al electorado. Quizás podíamos pensar en cinco grupos: los fujimoristas (F), los tradicionales (T), los progresistas (P), los buscadores de outsiders (O) y los decepcionados (D).
Cada segmento tiene sus candidatos y un caudal de votos que puede subir o bajar de acuerdo con el éxito o fracaso de sus estrategias. Así, los F tienen como candidatos a Keiko y Reggiardo, y podrían tener entre un 24% y un 34% del electorado. Los T tienen a PPK, Alan, Toledo, Barnechea y Ántero, y su rango podría estar entre el 25% y 35% de los electores (el famoso “tercio” del centro). Los P tienen a Verónika, Yehude, Urresti, Santos y Cerrón, y podrían tener un caudal entre el 12% y 20%. Los O tienen entre sus candidatos a Acuña, Guzmán, Nano e Hilario, y podrían representar entre un 15% y 25% de los votantes. Por último, los D tienen entre sus opciones a todos los demás candidatos (Diez Canseco, Olivera y Castillo), así como la posibilidad de votar blanco o viciado, y en conjunto podrían representar entre el 8% y 15% de los electores.
Los escenarios prospectivos que se pueden formar son variados, y todo dependerá de cómo los candidatos amplían sus respectivos segmentos, restando posibilidades a los segmentos rivales (esfuerzo solidario), y también de cómo amplían sus correspondientes cuotas al interior de cada segmento diferenciándose de sus compañeros de viaje (lucha sin cuartel).
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