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Con el corazón roto

Edison Flores nos dio la ventaja, pero Rabello empató. Al equipo le faltó juego en el duelo clave.

LLORA PERUANO. Diego Chávez consuela a Marcos Ortiz. Hicieron un buen torneo, pero no les alcanzó. (Reuters)
LLORA PERUANO. Diego Chávez consuela a Marcos Ortiz. Hicieron un buen torneo, pero no les alcanzó. (Reuters)

José Lara La Rosa
Enviado especial

MENDOZA.– Es difícil de explicar, pero esta maleta vacía pesa. La rabia, la amargura, el dolor y la impotencia ocupan su interior y pesan. Volverá a Lima, aunque quisiéramos dejarla aquí, en el Malvinas Argentinas, donde nos quedamos tan cerca… pero tan lejos a la vez. ¿A cuántos miles de kilómetros está Turquía? Ya no importa saberlo. Perú empató 1-1 con Chile y se quedó a puertas del Mundial Sub 20. Como en aquel 1999 en Mar del Plata, cuando otra igualdad con la ‘Roja’ nos bajó del avión.

¿Merecimos más? Quizás.Porque le ganamos a Brasil y destruimos un miedo. Porque vencimos a Ecuador y acabamos con un fantasma. Y porque encontramos una identidad a pesar del delito del señor Max Barrios. Pero sabido es que el fútbol no es de merecimientos sino de goles. Y ayer nos faltó uno. Solo uno.

La ‘batalla’ empezó como debía: con vértigo, con un Perú hambriento decidido a golpear rápidamente.Bien Guarderas en la marca, mejor ‘Oreja’ Flores en la conducción, algo irregular Benavente.

Tal vez fue demasiado empezar con Polo y Reyna y limitar una variante posterior. Quizás, pero lo hecho, hecho está.

Chile también enseñó los dientes. Ganador de su grupo y con jugadores como Bryan Rabello y Cristian Cuevas para el desequilibrio, queda la sensación de que era el mejor equipo del torneo. No importaba. Había que ganar. A los 7’, Edison Flores fue al primer palo y metió la cabeza tras un córner. El balón bajó dentro del arco de Darío Melo. Todos felices.

Sin embargo, dejamos respirar a Chile, empezamos a perder las divididas y a dejar que ellos impusieron su fuerza y mayor velocidad. Chávez descuidó su lado derecho y, a los 26’, Felipe Mora casi empata.

El gol llegó siete minutos después. Un tiro libre de casi 35 metros fue un penal para Bryan Rabello. Solo Benavente hizo barrera ante el disparo del volante del Sevilla. Nadie sabe por qué el arquero Campos no mandó a más hombres.

CERCA, PERO NO TANTO
Es complicado hallar una fórmula cuando la presión invade tu cuerpo. Perú no encontró la ruta en la etapa final. Se volvió a lanzar a la ofensiva, pero Flores se cansó, Benavente no trascendió y desde la banca no llegó apoyo.

Chile siguió con su plan: meter la pierna y tirársela a Rabello. Y así estuvo más cerca, con Diego Rubio fallando debajo del arco a los 85’. El corazón nos saltó a la boca cuando Cartagena la mandó adentro en una de las últimas, pero el juez lo anuló por posición adelantada previa de Flores.

Que este equipo hizo un camino, sí. Que la maleta vuelve vacía, también. Habrá que llenarla de nuevo, y eso le corresponde a esta base de jugadores. Hoy lloran, como todos. Pero tienen con qué esperar una revancha.


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