EL CAIRO (AFP).– Treinta y seis prisioneros islamistas murieron asfixiados con gases lacrimógenos durante un intento de fuga, según la Policía egipcia, después de que los partidarios del derrocado presidente Mohamed Mursi anunciaran que habían anulado algunas manifestaciones “por razones de seguridad”.
El general Abdel Fatah al Sisi, jefe del todopoderoso Ejército egipcio y nuevo hombre fuerte del país, aseguró que “no cederá” ante la violencia de los islamistas.
Pero, en un gesto de apaciguamiento, el Gobierno anunció la prohibición de los “comités populares”, milicias de jóvenes armados que atacan a cualquier persona que les parezca sospechosa –hombres con barba o mujeres con velo–, así como a periodistas extranjeros a los que acusan de defender al campo de Mursi.
Tras el golpe militar del pasado 3 de julio, Egipto está dividido en dos sectores irreconciliables: por un lado, la influyente cofradía de los Hermanos Musulmanes –a la que pertenece Mursi– y, por el otro, los partidarios de la solución de seguridad del Ejército.
DATOS
- El viernes pasado fallecieron 173 personas, en su mayoría manifestantes musulmanes, y 70 policías.
- El Gobierno británico y las Naciones Unidas denunciaron un “uso excesivo de la fuerza” contra los manifestantes por parte del régimen egipcio.
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