El congresista Mauricio Mulder, entrevistado por Perú21, dio el pitazo inicial a la campaña del 2016. “Alan García va a ser el candidato y ya estamos en campaña”, sostuvo el viernes, y nadie levantó la ceja. El Apra llevará al dos veces presidente como cabeza de la plancha, y con él competirán distintos partidos y caciques en búsqueda del premio mayor. Y si para algunos es aún temprano para hacer vaticinios, nunca es temprano para analizar el ecosistema partidario, los jugadores claves, sus equipos y, sobre todo, el repertorio de las propuestas electorales.
Sobre los partidos, el ecosistema es por todos conocido: Apra, Fuerza Popular (fujimorismo versión 7.0), nacionalismo, Perú Posible, Alianza para el Progreso, Solidaridad Nacional, PPC, AP y otros; a ellos debemos sumar Tierra y Libertad, Somos Perú, los humanistas, otros ya inscritos y otros a punto de culminar su proceso de inscripción. En la cartilla del 2016 veremos, al menos, una docena de partidos y alianzas, nada distinto a lo observado en recientes elecciones.
Los candidatos obvios siguen siendo Alan García, Keiko Fujimori, Alejandro Toledo, PPK (aún sin partido), además de los no-tan-obvios Marco Arana, Ántero Flores Aráoz, etc. ¿Queda espacio para un outsider? Sinceramente, creo que no. Primero, porque la experiencia de Susana Villarán en la alcaldía limeña hará al electorado más estricto cuando se trata de apostar un voto; segundo, porque a estas alturas ya deberíamos haber sentido, al menos, a ese potencial outsider: una y otra elección demuestran que, si no tienes una alta recordación (calculo, por encima del 70%) y no tienes un caudal de votos en los NSE D y E (que requieren mayor tiempo trabajando), será muy difícil posicionarse de cara a una elección nacional.
De estas candidaturas solo unas cuantas cumplen los requisitos para llegar a competir en serio: primero, contar con un líder reconocido a nivel nacional; segundo, contar con bases y operadores políticos que sepan manejar estrategia, campaña, mítines y mesas; y, por último, acceso a recursos. No menciono programa porque, como sabemos, a nadie le importa (lamentablemente); tampoco menciono la inscripción electoral porque, si el candidato es bueno, eso le llegará inevitablemente. Más de un grupo estará dispuesto a servir de vientre de alquiler por llegar al poder.
Visto el ecosistema político, veamos el panorama de reformas necesarias. Para empezar, requerimos con urgencia un liderazgo que incentive la inversión privada. Esto toma tiempo en venir, pero será inevitable si quien recibe el mandato sabe comunicarse y no entra en contradicciones programáticas e institucionales. De los arriba mencionados, son pocos los que pueden exhibir esta capacidad.
Luego están las reformas que el Estado necesita: institucional, educativa, laboral, tributaria y, sobre todo, la desregulación de la maraña burocrática (muchos procedimientos y pocos preparados para lidiar con aquel bulto han degenerado en la parálisis actual).
Reformas de este tipo requieren de dos cosas principalmente: uno, ganas de hacerlas; dos, saber qué hacer. Lo primero dependerá de quien reciba el encargo; no obstante, es lo segundo lo que más debe preocuparnos. El Perú ha venido creciendo a tasas tan altas que ha sobrepasado la capacidad del Estado de hacer frente a la demanda por permisos, plazos y pruebas. Si desregulamos, cubriríamos esas dos limitaciones: por un lado, facilitaríamos las inversiones y, por el otro, minimizaríamos la carga estatal de cumplir con las normas, con lo cual incentivamos la lucha contra la corrupción, que tanto daño nos hace.
¿Quiénes pueden cumplir estas reformas según su pasado o equipo? Si bien es cierto que el aprismo y el fujimorismo critican, cada vez que pueden, estas restricciones, no queda muy claro si serán capaces de hacerles frente. El Apra acaba de ser gobierno y no pudo aminorar el problema que venía; el fujimorismo fue gobierno en un contexto completamente distinto al actual, además del conjunto de herramientas que utilizó y que hoy no podría utilizar: una cosa es un ambiente de libertades limitadas, prensa acogotada y corrupción centralizada, y otra es en democracia y con los focos de la sociedad y los medios prendidos.
Si de tecnócratas se trata, son los ppkausas los que llamarán la atención en el 2016; no obstante, la realidad peruana es muy heterogénea, y queda la duda de si sabrán incluir al Perú rural e informal en sus planes. A estas alturas, el toledismo es una incógnita, la izquierda pasa por su peor momento, la continuidad del nacionalismo parece imposible y no quedan muchos más que cumplan los requisitos. Así estamos.
Si te interesó lo que acabas de leer, recuerda que puedes seguir nuestras últimas publicaciones por Facebook, Twitter y puedes suscribirte aquí a nuestro newsletter.