Ricardo Vásquez Kunze,Desayuno con diamantes
rvasquez@peru21.com
No voté por Susana Villarán. Es más, trabajé decididamente por la candidatura de Lourdes Flores a la Alcaldía de Lima. No me convence la gestión de Villarán. Pero, después de la barbarie ocurrida en los mercados de La Parada y Gamarra este último jueves de octubre, estoy dispuesto a apoyarla. Lo hago simplemente porque los vecinos de buena fe no podemos permitir que la autoridad que su administración municipal representa sea vejada impunemente por el lumpen social que pretende imponerse a la ley y el orden por medio del chantaje, la violencia y el crimen en la ciudad.
Expreso el mismo apoyo al gobierno del Presidente Humala, del cual soy crítico. Porque cuando se trata de defender y rescatar el principio de autoridad, no me interesa que el gobierno sea de centro, de izquierda o de derecha. El principio vale para todos porque, sin él, la civilización está perdida.
Ver, indignado hasta las lágrimas, cómo un policía que representa a la autoridad es arrastrado de las botas y lapidado hasta la agonía es algo que excede ya todo límite. Por eso es que no me sumo al coro de aquellos que, en esta hora aciaga para la ciudad, pretenden ilusa o interesadamente buscar culpables en la autoridad del gobierno municipal y del gobierno central.
No, señores. Aquí los únicos responsables de la violencia son los asesinos disfrazados de comerciantes. Los saqueadores contratados por esos asesinos. Y los politicastros de toda la vida dispuestos a defender lo indefendible con tal de llevarse un voto, aun manchado de sangre, al bolsillo. Y son responsables porque están en contra de la ley, en contra del orden y en contra de la autoridad legítimamente constituida.
Por eso no puedo quedar más que indignado cuando escucho por parte de gente de izquierda decir, muy sueltos de huesos, que una cosa es la “protesta social” y otra muy distinta la violencia del “lumpen proletariado”. Que la “protesta social” es legítima, pero la del lumpen, no. Y que, por tanto, no se puede criminalizar la “protesta social”, pero sí se debe criminalizar al lumpen.
Señores, cuando la “protesta social” se convierte en violencia contra la autoridad legítimamente constituida, eso es lumpen. Cuando la “protesta social” se convierte en violencia contra la integridad física de las personas, eso es lumpen. Cuando la “protesta social” se convierte en violencia contra la libertad de tránsito, eso es lumpen. Cuando la “protesta social” se convierte en violencia contra la propiedad, eso es lumpen. Cuando la “protesta social” se convierte en violencia contra la vida, eso es lumpen.
Con el lumpen no se dialoga. Con el lumpen no se concerta. Con el lumpen no se acuerda nada. Porque o se está con la ley o se está contra la ley, eso es todo. Hoy, en carne propia, espero que la izquierda lo haya entendido al fin.
Susana Villarán y Ollanta Humala tienen el deber de restablecer el principio de autoridad que Lima y el Perú les han confiado. Con firmeza. Sin dilaciones y sin miramientos más que con la ley. Y en ese afán deben contar con el apoyo de todos, sin más cálculo que el supremo bienestar de la ciudad y la República.
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