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Opinión

Desde el 2002, ningún partido nacional ganaba tres presidencias regionales. El domingo último, Fuerza Popular participó en la segunda vuelta de tres regiones y se impuso en ellas (Ica, San Martín y Pasco). Además, en la primera vuelta de octubre quedó segunda en Cajamarca y Lambayeque; y tercera en Lima-provincias. Es el mejor desempeño de un partido nacional a nivel regional y debe ser considerado como una alerta de lo que se viene en las elecciones del 2016. Fuerza Popular y Alianza para el Progreso son los partidos nacionales con mayor vocación de romper el cerco regional impenetrable para sus pares tradicionales. Las estrategias son distintas: el fujimorismo se dirige desde Lima y, desde ahí, busca incursionar donde pueda expandir su identidad y donde cuente con apoyo orgánico. San Martín, Pasco e Ica suelen ser ‘naranjas’ en elecciones presidenciales. En San Martín, además, cuentan con Rolando Reátegui como trajinado operador. Keiko Fujimori está construyendo un partido clásico: con identidad y organización. Falta consolidar un programa democrático. (APP apela a la universidad-empresa como sustituto partidario y, por ahora, está a medio camino entre el partido regional y el nacional. Su mecánica es el clientelismo privatizado). Estos resultados anuncian una ventaja con miras a los comicios del 2016. Coincido con los pocos que sostienen que las elecciones subnacionales son un buen anticipo de las generales: Keiko Fujimori con una maquinaria en funcionamiento intenta disminuir sus ‘antis’, Acuña evalúa el potencial de su clientela, y García y PPK apuestan al poder mediático, con la salvedad que el Apra tiene más experiencia electoral que ninguno. Eso sí, queda un espacio vacío: el telúrico y radical gran sur.


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